En esta historia se cuenta que había un emperador que era muy temido en toda su comarca. Este vivía en una tierra que siempre permanecía en guerra, por lo tanto tomaba muchos prisioneros y en lugar de matarlos los llevaba hasta un lugar dentro de una sala donde se encontraban varios arqueros de un lado y del otro lugar había una enorme e impresionante puerta de hierro. Sobre esa puerta había figuras grabadas con calaveras llenas de sangre y otros dibujos atemorizantes.
El emperador, en la sala, hacía que todos los prisioneros formaran un círculo y entonces les decía…”A todos ustedes les hablo; les daré la oportunidad de que elijan entre morir traspasados por las flechas de los arqueros o bien irse por esa misteriosa puerta que se encuentra hacia el costado derecho”. La elección de todos los prisioneros fue morir por las flechas de los arqueros antes que cruzar la puerta que tanto atemorizaba.
Luego de mucho tiempo la guerra finalizó y un soldado que siempre se encontraba muy cerca del emperador siempre mantuvo una duda, entonces se acercó al soberano para consultarlo: “Mi emperador, ante su permiso, ¿puedo realizarle una consulta?”
El emperador le dice: “Soldado, puedes hacer tu pregunta”.
“He tenido siempre la curiosidad de saber que había del otro lado de esa puerta tan aterradora. ¿Podría usted decirme?”.
El soberano le dijo: “Acércate a la puerta, ábrela y tú mismo mira”.
Sigilosamente y con mucho temor el soldado se llegó hasta la misteriosa puerta, tomó de la manija, comenzó a abrirla y a medida que iba empujándola empezó a iluminarse todo el recinto con los rayos del sol que entraban… y, por último, quedó sorprendido porque la puerta daba hacia un enorme camino que le permitiría la libertad a todo aquél que se animara a cruzarla.
Ante su admiración, el soldado dirigió su mirada hacia el emperador en el momento en que este le argumentaba: “Ellos solos debían elegir; esa era la oportunidad que yo les brindaba, pero ante el temor de abrir la puerta misteriosa, preferían ser traspasados por las flechas de mis arqueros”
El miedo nos paraliza ante la simple idea de sufrimiento o de pensar que algo no pueda salir como deseamos o esperamos, dejando así nuestras expectativas totalmente frustradas y no dejando que nos atrevamos a “traspasar” esa puerta.
Muchísimas veces por tener miedo de abrir la puerta que nos conduce hacia nuestros sueños, perdemos la libertad y morimos interiormente, dejando así de vivir viviendo…
Por el simple miedo de tomar riesgo en nuestra vida, ¿Cuántas puertas dejamos de abrir frente a diferentes oportunidades?