"Estaba en el aeropuerto, una joven norteamericana con falda larga, sandalias, pelo suelto y mochila, lloraba desconsoladamente. La cara hinchada y enrojecida, los hombros se sacudían con cada espasmo debido a sus sollozos.
Un grupo de turistas dispuestos a documentarse en un vuelo, conmovidos ante el sufrimiento visible de la muchacha se acercaron a ella para tratar de ayudarla.
Ella les explicó: - Llevo casi dos días sentada en esta sala de espera, el poco dinero que me quedaba lo usé para comprar mi billete de avión de regreso a mi país. No he comido ni dormido porque al llegar aquí me di cuenta de que lo perdí. No tengo a donde ir, ni siquiera me alcanza para una llamada telefónica- .
Un matrimonio de edad madura que la escuchó, decide protegerla y la señora se ofrece a acompañarla al baño para que se seque las lágrimas y se arregle un poco para llevarla luego a comer algo.
La joven empieza a tranquilizarse y accede a que la ayuden. De pronto,
al levantarse, da un grito que estremece a los que la escuchan. Al incorporarse, la muchacha se da cuenta de que en el asiento estaba su billete de avión que creía perdido y que le permitiría volver a casa…. ”
¿ Cuántas veces a lo largo de los años habremos actuado así, lamentando nuestra mala suerte y nuestras circunstancias y paralizándonos ante las posibilidades de salida de una situación difícil? ¿ A cuántas personas conoces que se sientan sobre su billete? ¿ O puedes asegurar que has aprovechado cada ocasión de mejorar o cambiar tu vida, enfrentando de manera optimista y positiva las circunstancias?
A veces con excusas y pseudorazonamientos nos sentamos a llorar por un billete que creemos perdido y para encontrarlo sólo es necesario que nos levantemos y nos enfrentemos a las circunstancias, situaciones que tenemos al frente…. No basta quedarse lamentando algo que se puede solucionar con un poco de acción, valentía, coraje y empuje de nuestra parte.
Y TÚ, ¿ Dónde acostumbras sentarte?