Aunque no seamos del todo conscientes y pensemos que las cosas son así porque tocan, lo cierto es que el amor beneficia enormemente la salud, por el contrario encontramos que el desamor la perjudica….
Un aspecto muy positivo para nuestro corazón, es mantener una buena salud emocional. En este sentido, está demostrado que el amor favorece el sistema cardiovascular, pues reduce el riesgo de padecer patologías de índole cardiaca y contribuye a alargar nuestra esperanza de vida. Los vínculos afectivos que tenemos con nuestra pareja, amigos y familiares mejoran la presión arterial, lo que ayuda a reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión.
Cuando las personas desarrollan y expresan sentimientos de amor hacia otras se encuentran en un estado de éxtasis, de enamoramiento, de felicidad, tienen el rostro iluminado y la risa a flor de piel. Contrariamente, las personas menos favorecidas en cuestiones de amor, lucen miradas tristes, rostros melancólicos, poco iluminados y nada alegres.
Mientras tanto el desamor o la mala relación con la pareja crea tensión, estrés crónico y depresión. Algunos especialistas afirman que un mal amor puede “romper un corazón” al presentarse problemas coronarios, tensión arterial o falta de sueño.
Como muchos podemos comprobar día a día, existe una clara relación entre nuestro estado de ánimo y la salud de nuestro corazón. Así, para prevenir enfermedades cardiovasculares, además de controlar la tensión, los niveles de colesterol, realizar ejercicio y seguir una dieta saludable, hemos de favorecer la presencia de sentimientos positivos reforzando los lazos afectivos con nuestro entorno. Así como los estados de ánimo negativos contribuyen a una peor salud cardiovascular y por ello no nos interesa experimentarlos.
Podemos decir que el amor es un proceso y no un estado; a diferencia del enamoramiento que es un estado de atracción pasajero, efímero. El amor es una construcción lenta de trabajo con el otro, que tiene que ver con dos personas que comparten valores, intereses y sobre todo el mismo fin en la vida. Y el buen amor tiene que ver con la felicidad de que el otro existe y está en tu vida. Entonces hay algo que ya no es narcisista como el enamoramiento (donde te importa cuánto el otro te quiere, cómo te hace sentir). En el amor estás más preocupado por cómo haces sentir al otro. El amor no es una promesa, es una construcción cotidiana, y gestos de todos los días.
Teniendo en cuenta esto, no hay que confundirlo con el desamor o “mal amor”. Cuando éste se instala en una relación, es cuando se complica todo, ya que puede llegar a dañar más incluso que una ruptura.
Se supone que ante una relación de pareja, damos por hecho que se basa en el amor que les mantiene unidos, cuando sin embargo, en muchas ocasiones no se sienten amados. Por lo tanto, el desamor podríamos definirlo como la falta de registro del otro, la indiferencia, el silencio, la descalificación. Y aquí estamos bordeando lo que son las relaciones tóxicas; relaciones plagadas de interacciones negativas, de ironía, de sarcasmo, o de pequeños gestos cotidianos que tienen que ver con la desvalorización, con el no registro del otro, con la violencia, con la violencia emocional, chantajes o con la hostilidad declarada. Cosas que se van instalando en una relación y de tan instaladas se van naturalizando.
Por ejemplo alguien que se levanta y no te saluda, no te dice buen día, no te llama durante el día, no se acuerda de eventos que son importantes para ti… Son cosas muy dolorosas que tal vez se van instalando y justificando. A veces se trata de pequeños detalles que hacen a la vida en pareja. Entonces podemos decir que todo este conjunto de cosas hacen que la relación pueda ser una relación de desamor o mal amor. Y desde ahí a cosas mucho más graves.
Hay personas que parecen que siempre acaban teniendo relaciones de desamor o “mal amor” y no es que lo busquen, sino que en realidad creen que buscan el amor, pero lo que pasa es que se obstinan con una persona o en una relación porque tal vez al principio todo fue tan perfecto… que cuando, al cabo del tiempo descubren que la relación no tiene que ver con lo que estaban buscando, en lugar de aceptar la realidad, poder frustrarse y retirarse, se quedan pensando en cómo hacer las cosas de una manera conveniente para que la relación funcione, esperando un cambio mágico que no va a ocurrir (de la relación o del otro). Y en ese intento es cuando comienza el mal amor. Suelen ser personas, en general, que se quedan aferradas a la ilusión de que algo cambie, así como probablemente sean débiles de personalidad, con miedo a la soledad, baja autoestima e inseguridad, etc..
Finalmente, este tipo de relaciones generan vínculos tóxicos, van enfermando: son relaciones que nos van dañando tanto en lo emocional como en lo físico. Y las personas solamente se dan cuenta cuando el daño es bastante grande y empiezan a enfermar también ellas. Va llevando al otro a un empobrecimiento psíquico doloroso que puede terminar con una grave depresión o una enfermedad somática. Son relaciones que sacan lo peor de las personas porque no están construidas sobre la base de la libertad y la elección. Suele predominar el miedo (a no ser aceptado, querido, a la soledad, al abandono), llevando a relaciones de explotación emocional por un lado y dependencia y sometimiento por otro. Normalmente las cosas se van naturalizando dentro de la relación y se produce un proceso de negación del dolor y una hiper-tolerancia al sufrimiento.
Toda esta situación puede derivar en un estrés conyugal (estrés crónico, estrés de una pareja), en crisis de pánico o grandes angustias, consiguiendo a nivel físico alteraciones en todo el organismo. El estrés crónico producido, puede acabar en enfermedades a nivel cardiovascular, problemas a nivel gastrointestinal (por ejemplo, colon irritable), se puede duplicar la posibilidad de diabetes tipo 2, y a nivel cerebral puede haber daños en una zona de nuestro cerebro que tiene que ver con la memoria, el aprendizaje y la concentración. También se dan muchos trastornos del sueño, o de la alimentación. Todo esto, no siempre se le atribuye a la relación de pareja puesto que va pasando lentamente.
Cuando se produce la ruptura de pareja, sea a causa de una “relación tóxica” o no, la vivimos como un auténtico duelo repleto de tristeza, vacío, desconsuelo, angustia y ansiedad. Nuestra estima es la principal afectada. ¿La buena noticia? En la mayoría de los casos, la mancha de mora con otra verde se quita….
En una persona “normal” (estable emocionalmente y adaptada correctamente al entorno), la ruptura puede tener una respuesta adaptativa a esa nueva situación, en cambio no siempre es así...
En la adolescencia se pueden producir tentativas suicidas, conductas dirigidas a llamar la atención de la persona que ha abandonado para intentar recuperarla, etc. Son conductas inmaduras frecuentes a estas edades.
Sufrimos reacciones depresivas pero con un componente ansioso que pueden dar lugar a trastornos de sueño o sentimientos de baja autoestima. Es muy variable e irá en función de la estructura previa de la personalidad del individuo, así como el carácter del mismo.
Aunque pueda resultar extraño, el desarrollo del enamoramiento y las consecuencias de la ruptura sentimental comparten muchas características con la adicción a las drogas. Las activaciones cerebrales en la abstinencia a la cocaína, por ejemplo, y tras la ruptura amorosa son muy similares. Por lo tanto, en muchas ocasiones, para sobreponerse a una ruptura amorosa deberían darse los mismos pasos que frente a otras adicciones tales como el alcohol, las drogas o la ludopatía…
Por lo tanto, independientemente que existen circunstancias y situaciones en la vida que nos toca vivir y de las cuales no podemos escapar, siempre y ante todo es de vital importancia intentar sacar lo positivo de todo lo que nos pasa y cambiar la pregunta: ¿Por qué a mí? por esta otra ¿qué tengo que aprender de esto?
Está claro que las situaciones y momentos que pasamos dolorosos, duros,… son para poder extraer grandes aprendizajes e ir avanzando de forma positiva y con más fuerza por la vida. Al final la vida es un camino de rosas y espinas y …¿¿quién no ha encontrado espinas en el mismo??
¡¡Que tengan buen día!!