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sábado, 21 de diciembre de 2013

¡FELICES FIESTAS!!



Desde el centro NANDA, os deseamos unas felices fiestas en compañía de todos vuestros seres queridos, disfrutar este final de año e inicio del otro, haciendo e vuestra entrada sea maravillosa y mucho mejor que el año 2013 que dejamos.



¡¡FELIZ 2014!!
 
 

viernes, 20 de diciembre de 2013

QUIERO

Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.

Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas, sin mentiras.

Quiero que te acerques, sin invadirme.

Quiero que conozcas las cosas que te puedan disgustar, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy, puedes contar conmigo, sin condiciones…

martes, 17 de diciembre de 2013

AGORAFOBIA

¿Te ha pasado alguna vez encontrarte a alguien con miedo a los espacios abiertos? O quizás, ¿a lugares concurridos de gente? Y esto ha hecho que esa persona no sea capaz ni de salir de casa debido al miedo a sufrir anisedad? El desconocimiento y falta de información te ha podido llevar a decir, “¡bahh eso no es nada!, tendrá un mal día”, “¡excusas!!” “¡qué raro! ¿eso es normal?”, etc.

Pues no, no son excusas, no tiene un mal día y es más “normal” de lo que pensamos, se le conoce como: agorafobia, palabra que como bien indica, no deja de referirse a un tipo de fobia en concreto, para muchos desconocida…

Literalmente agorafobia significa temor a los espacios abiertos, el término describe más específicamente el miedo a quedar atrapado sin una manera práctica y sencilla de escapar en caso de un ataque de ansiedad, que es el principal condicionante. La persona agorafóbica tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas, como salir de casa, usar trasporte público, ir de compras o practicar deporte; lo que generalmente presenta un grave problema en su vida, ya que casi nunca abandona su hogar y al hacerlo presenta un gran nivel de ansiedad causado por el pánico.

Tanto hombres como mujeres, en algún momento de su vida pueden pasar o han pasado por este problema durante un período aproximado de seis meses, especialmente antes de los 40 años y derivado por situaciones de estrés y ansiedad continuos vividos en su día a día.

Las principales situaciones que existen para una persona agorafóbica son:

· Ataque de pánico en una situación agorafóbica: se trata de un ataque previsible provocado por un estímulo externo. La persona ha tenido ataques en la misma situación y cree que hay muchas posibilidades de sufrirlo nuevamente, lo cual anticipa la situación estresante, aumenta su miedo y suele acabar sucediendo. 

· Ataque de pánico previsible en una situación segura: la persona predice que va a tener un ataque porque está muy activada emocionalmente, ya sea por alegría, estrés, tristeza, enfado o preocupación, por lo que evita tener niveles altos de emoción, para así no acabar con un ataque de pánico anunciado, cosa que no suelen conseguir disuadir…
· Ataque de pánico imprevisible en una situación segura: el pánico sucede cuando la persona se encuentra en un sitio calificada por ella como segura y su estímulo es interno. Su cuerpo toma ciertas funciones fisiológicas o cambios corporales vitales que hace que la persona los malinterprete con pensamientos catastróficos, genera una gran cantidad de estrés y/ o ansiedad con lo que termina con un ataque. 

· Ataque de pánico por anticipación: la persona asegura que sufrirá un ataque al ser expuesta al estímulo que hace que se le “dispare” la ansiedad, lo cual provoca el sufrimiento de un ataque aún sin antes haber sido expuesta al estímulo.

La mente nos juega muy malas pasadas, y aunque nos cueste ser conscientes de ello, es importante intentar no anticipar situaciones que se relacionan con estímulos o lugares estresantes, no dar más importancia de la cuenta a ciertos momentos de activación interna, prestar la justa atención a los signos emocionales que sabemos que podrían llevarnos a sufrir un ataque de pánico o incluso de ansiedad, etc.
Cada uno es dueño de su vida y su destino, con lo que tenemos que ser más inteligentes y ganar la batalla a la mente, ya que sino un simple ataque de ansiedad en una situación determinada puede llevarnos a crear relaciones y vínculos entre emociones, circunstancias y situaciones que nos dificulten el día a día convirtiéndose en un círculo vicioso muy difícil de romper.

Cuando esto sucede y la persona ya está inmersa en el problema, lo más aconsejable es acudir a un profesional en psicología, antes de que el problema vaya creciendo y después sea más difícil poder salir de él. 
 
 

 
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viernes, 8 de noviembre de 2013

LA MEJOR MAESTRA

El primer día de clase, la señorita Ángela, maestra del último curso de Infantil, les dijo a todos sus alumnos que a todos quería por igual. Pero eso no era del todo cierto, ya que en la primera fila se encontraba, hundido en su pupitre, Juan García, a quien la profesora Ángela conocía desde el año anterior y había observado que era un niño que no jugaba bien con los otros niños, que sus ropas estaban desaliñadas y que necesitaba constantemente de un buen aseado.
 
Con el paso del tiempo, la relación entre la profesora y Juan se volvió desagradable, hasta el punto que ésta comenzó a sentir una preocupante antipatía por este alumno.
 
Un día, la dirección de la escuela le pidió a la señorita Ángela revisar los expedientes anteriores de cada niño de su clase para así comprobar su evolución. Ella puso el expediente de Juan el último, dudando incluso de leerlo. Sin embargo, cuando llegó a su archivo se llevó una gran sorpresa.
 
La maestra de segundo año escribía: Juan es un niño brillante con una sonrisa espontánea y sincera. Realiza sus desempeños con esmero y tiene buenos modales; es un deleite tenerlo cerca.
 
Su maestra de tercer año escribió: Juan es un excelente alumno, apreciado y querido por sus compañeros, pero tiene problemas en casa debido a la tensa relación de pareja que mantienen sus padres.
 
La maestra de cuarto año escribió: los constantes problemas en casa de Juan han provocado la separación de sus padres; su madre se ha refugiado en la bebida, y su padre apenas va a visitarle. Estas circunstancias están provocando un serio deterioro en su desempeño escolar, ya que no asiste a clase con la asiduidad y puntualidad característica, y cuando lo hace, provoca altercados con sus compañeros o se duerme.
 
En ese momento, la señorita Ángela se dio cuenta del problema, y se sintió culpable y apenada, sentimiento que creció cuando al llegar las fechas navideñas, todos los alumnos le llevaron los regalos envueltos en papeles brillantes y preciosos lazos, menos Juan, quién envolvió torpemente el suyo en papel de periódico. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró dentro de esos papeles arrugados, un brazalete de piedras al que le faltaban algunas cuentas, y un frasco de perfume a medio terminar. La señorita intentó minimizar las burlas que estaba sufriendo Juan, alabando la belleza del brazalete, y echándose un poco de perfume en el cuello y las muñecas.
 
Juan García se quedó ese día después de clase solo para decir: señorita Ángela, hoy oliste como cuando yo era feliz.
 
Después de que todos los niños se fueran, Ángela estuvo llorando durante una larga hora. Desde ese mismo día, renunció a enseñar solo lectura, escritura y aritmética, y comenzó a introducir la enseñanza de valores, sentimientos y principios a los niños. A medida que pasaba el tiempo, Ángela empezó a tomar un especial cariño a Juan, y cuanto más trabajaba con él desde el afecto y la comprensión, más despertaba a la vida la mente de aquél chavalín desaliñado. Cuanto más lo motivaba, más rápido aprendía, cuanto más lo quería, más comprendía. Y así, de este modo, al final del año, Juan se había convertido en uno de los niños más espabilados de la clase.
 
Un año después, la señorita Ángela encontró una nota de Juan debajo de la puerta de su clase contándole, que ella era la mejor maestra que había tenido en su vida.
 
Pasaron 7 años antes de que recibiera otra nota de Juan. Esta vez le contaba que había terminado primaria y que había obtenido una de las calificaciones más altas de su clase, y que todavía ella era la mejor maestra que había tenido.
 
Pasaron 7 años, y recibió otra carta. Esta vez explicándole que no importando lo difícil que se habían puesto las cosas en ocasiones, y los esfuerzos que habían tenido que realizar para sacar adelante los estudios, había permanecido en la escuela y pronto se matricularía en la Universidad, asegurándole a la señorita Ángela, que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en su vida.
 
7 años más tarde recibió una carta más. En esta ocasión le explicaba que después de haber recibido su título universitario, decidió ir un poco más lejos, seguir estudiando y aprendiendo cosas nuevas. En la firma de su carta, llamaba la atención la longitud de su nombre: Dr. Juan García Corrales. En la posdata, aparecían las siguientes palabras: sigues siendo la mejor maestra que he tenido en mi vida.
 
Al poco tiempo, y sin Ángela esperárselo, le llegó otra carta en la que Juan le contaba que había conocido a una chica y que se iba a casar. Le explicó que su madre había muerto hacía poco tiempo, y le preguntó si accedería a sentarse en el lugar reservado para la madre del novio. Por supuesto, ella aceptó.
 
Para el día de la boda, Ángela se vistió con sus mejores galas, se puso aquél brazalete de piedras faltantes que un día Juan le regalara, y se aseguró de usar el mismo perfume que le recordaba a Juan los tiempos de la felicidad.
 
Cuando llegó el día señalado, y se vieron las escalinatas de la iglesia, el Doctor Juan García, apenas reconocerla, se disculpó de sus acompañantes y se dirigió diligentemente hacia donde ella le miraba con emocionada admiración. Con una sonrisa cómplice se fundieron en un amoroso abrazo, mientras el Doctor le susurraba al oído: Gracias señorita Ángela por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y por enseñarme que yo podía marcar la diferencia. La señorita Ángela con lágrimas en los ojos, le contestó: Juan, estás equivocado. Tú fuiste quien me enseñó que yo podría marcar esa diferencia. No sabía cómo enseñar hasta que te conocí.
 



Es importante nunca juzgar antes de conocer toda la historia que una persona tiene detrás, ya que es cuando realmente podemos valorar y ser justos en nuestras actuaciones.
 
La vida es un constante aprendizaje, así que escucha, observa y estate muy atent@ nunca sabes quién te enseñara la próxima lección....

viernes, 11 de octubre de 2013

CREA TU PROPIA REALIDAD

Normalmente no nos paramos a pensar en el funcionamiento de nuestro porpio cuerpo desoyendo todo aquello que nos quiere mostrar, pero, te has parado a pensar cómo trabaja la mente para crear nuestra realidad, TÚ realidad??

El cerebro piensa en imágenes no en palabras. Con lo que todo aquello que nos llega a nivel cerebral enseguida lo transformamos y lo “sacamos” en forma de verbalización, de palabras. Por ello, la visualización positiva, no es mas que la capacidad que todos poseemos de crear una imagen mental clara de aquello que deseamos lograr, como si ya lo hubiesemos alcanzado, proceso que comienza con tu propio diálogo interno y que hace que a medida que uno lo visualiza se vaya materializando.

Cuando lees la palabra COCHE y la repites, ya sea en voz alta o mentalmente, tu cerebro no se limita a ver las letras C-O-C-H-E dibujadas con grandes letras de neón en el telón de la mente subconsciente, sino que visualiza o imagina un coche como tú lo conoces.

Esto mismo sucede cuando repites cualquier palabra que describe un objeto o una idea para la cual ya tienes un equivalente visual guardado en tu subconsciente. El problema vendría, cuando pronuncias una palabra cuyo significado ignoras, en un idioma que no dominas o que escuchas por primera vez, tu mente no puede traducirla a ninguna imagen, ya que no tiene una imagen mental preestablecida ya asociada a esa palabra.

De hecho está demostrado, que el cerebro es incapaz de distinguir entre una experiencia real y una experiencia vivamente imaginada. Dicho de otra forma, si piensas en cualquier cosa y logras asociar con este pensamiento imágenes sensorialmente ricas en color, sabor, olor y emociones, tu sistema nervioso y tu cerebro no lograrán diferenciar entre si lo que estás experimentando esta sucediendo en realidad o simplemente lo estas imaginando, ya que lo vive de manera intensa.

Con lo que tu mente, sea o no realidad, lo vive como tal, por ello debemos siempre pensar en positivo y visualizar todo aquello que queremos conseguir, como algo ya logrado, de esta manera se acabará materializando y haciéndose realidad.
 
 

Es muy importante ser siempre positivos e intentar poner en práctica todo esto, ya que esto te puede hacer la vida un poquito más fácil y conseguir esa felicidad que todos ansiamos

viernes, 26 de julio de 2013

LOS TRES ANCIANOS

Una mujer que salía de su casa vio a tres ancianos de barbas blancas sentados en el jardín de su casa.

“No sé quienes son ustedes, pero deben tener hambre. Por favor, pasen que les daré algo de comer”

“¿Está el hombre de la casa?”, preguntó uno de ellos.

“No, no está”

“Entonces no podremos entrar” dijeron los ancianos.
...
Al atardecer, cuando su marido llegó a la casa, la señora le contó lo sucedido.

“Ve y dile que yo estoy en casa y que los invito a pasar a los tres”

La mujer salió y los invitó amablemente a que pasaran.

“Nosotros no podemos ser invitados a una casa juntos” dijo con determinación uno de los ancianos.

“¿Por qué?” preguntó la mujer muy intrigada.

El anciano con la barba más blanca respondió:

“Su nombre es Riqueza” dijo señalando a uno de ellos y señalando al otro agregó: “Su nombre es Éxito, y el mío es Amor… ahora, ve con tu marido y decidan a cuál de nosotros prefieren invitar”

“¡Qué fantástico! Si ese es el caso invitemos a Riqueza. Así llenaremos nuestra casa con riquezas” Dijo el marido cuando escuchó lo que le contó la mujer.

“No, no me parece buena idea… ¿Por qué no elegimos a Éxito? así seremos admirados por todos”

su hija adoptiva que escuchaba la conversación desde su habitación exclamó:

“¿ Por qué no invitamos al Amor? ¿Por qué siempre hay que pensar en las riquezas y el éxito como si el amor no fuera importante para nosotros?”

La intervención de la niña dejó a sus padres en silencio y avergonzados.

“Sí, ella tiene razón” dijo la madre.

Y el padre agregó: “Sigamos el consejo de nuestra hija”

La mujer salió al encuentro de los ancianos y preguntó :

“¿Cuál de ustedes es Amor? … Por favor, pase y sea nuestro invitado.”

Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y los siguieron. Sorprendida, la mujer miró a Éxito y a Riqueza y preguntó:

“Sí yo solamente invité a Amor ¿Por qué ustedes también vienen?”

Los tres ancianos respondieron juntos:

“Si hubiese invitado a Éxito o a Riqueza los otros dos se quedaban afuera, pero ustedes invitaron a Amor, y donde quiera que él vaya los otros lo siguen. Porque donde hay amor siempre hay éxito y riqueza.

martes, 23 de julio de 2013

EL PRÍNCIPE Y LOS JUGUETES

Había una vez un pequeño príncipe acostumbrado a tener cuanto quería. Tan caprichoso era que no permitía que nadie tuviera un juguete si no lo tenía él primero. Así que cualquier niño que quisiera un juguete nuevo en aquel país, tenía que comprarlo dos veces, para poder entregarle uno al príncipe.

Cierto día llegó a aquel país un misterioso juguetero, capaz de inventar los más maravillosos juguet...es. Tanto le gustaron al príncipe sus creaciones, que le invitó a pasar todo un año en el castillo, prometiéndole grandes riquezas a su marcha, si a cambio creaba un juguete nuevo para él cada día. El juguetero sólo puso una condición:
Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?
¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.
Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.

Pero la colección de juguetes iba creciendo, y al cabo de unas semanas, eran demasiados como para poder jugar con todos ellos cada día. Así que un día el príncipe apartó algunos juguetes, pensando que el juguetero no se daría cuenta. Sin embargo, cuando al llegar la noche el niño se disponía a acostarse, los juguetes apartados formaron una fila frente él y uno a uno exigieron su ratito diario de juego. Hasta bien pasada la medianoche, atendidos todos sus juguetes, no pudo el pequeño príncipe irse a dormir.
Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.

Desde entonces cada día era aún un poquito peor que el anterior. El mismo tiempo, pero un juguete más. Agotado y adormilado, el príncipe apenas podía disfrutar del juego. Y además, los juguetes estaban cada vez más enfadados y furiosos, pues el ratito que dedicaba a cada uno empezaba a ser ridículo.
En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.

Hummm, ¡tengo una idea! - se dijo, y los mandó llamar. Estos se presentaron resignados, preguntándose si les obligaría a entregar su piedra, como tantas veces les había tocado hacer con sus otros juguetes.

Pero no quería la piedra. Sorprendentemente, el príncipe sólo quería que jugaran con él y compartieran sus juguetes. Y al terminar, además, les dejó llevarse aquellos que más les habían gustado.

Aquella idea funcionó. El príncipe pudo divertirse de nuevo teniendo menos juguetes de los que ocuparse y, lo que era aún mejor, nuevos amigos con los que divertirse. Así que desde entonces hizo lo mismo cada día, invitando a más niños al palacio y repartiendo con ellos sus juguetes

Y para cuando el juguetero tuvo que marchar, sus maravillosos 365 juguetes estaban repartidos por todas partes, y el palacio se había convertido en el mayor salón de juegos del reino.

jueves, 11 de julio de 2013

LA PROFESORA Y EL BILLETE


 "Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo enseña a sus alumnos a la vez que pregunta: “¿A quién le gustaría tener este billete?”. Todos los alumnos levantan la mano.

Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola. Incluso lo rasga un poquito en una esquina. “¿Quién sigue queriéndolo?”. Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.

Finalmente, la profesora tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente, diciendo: “¿Aún queréis este billete?”. Todos los alumnos respondieron que sí.

Entonces la profesora les dijo:
“Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo… todos habéis querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían siendo 20 euros".


Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas que te rechazan y los acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una bola o tirado en el suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu valor no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en los que sientas que estás en tu peor momento, tu valor sigue siendo el mismo, por muy arrugado que estés...
 
¡¡SAL, CANTA, RÍE, LLORA COMO SI NO HUBIERA MAÑANA PORQUE AL FINAL ESO ES LO QUE NOS LLEVAREMOS...!!

martes, 2 de julio de 2013

EL NIÑO

“Una vez el pequeño niño fue a la escuela. Era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño niño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.
Una mañana, estando el pequeño niño en la escuela, su maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.
Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores. ¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.
Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.
Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro.
Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a moldear un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño. A mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.
Pero la maestra dijo: -Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. -Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.
Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.
Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que la maestra le dijera qué hacer.
Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.”
 


 Es muy importante poder dar libertad de expresión a los niños cuando son pequeños, para que crezcan desarrollando su creatividad y su libertad. Cuando sean adultos la vida les resultará más sencilla, ya que no tendrán a nadie que les diga lo que tienen que hacer y cómo deben hacerlo y serán capaces de tomar sus propias decisiones... 

martes, 25 de junio de 2013

EL SABIO

"Un sabio, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.

Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.

Uno de los hombres comentó:

- "¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!".

"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene" -fue la respuesta del sabio-."
 
Al final nos guste o no, seamos o no conscientes, está claro que con las actuaciones y conductas de cada uno demostramos lo que somos y llevamos dentro, aunque esto pueda llevar a mostrar aspectos que quizás, no nos gustaría que se vieran.... 

martes, 18 de junio de 2013

EL PESCADOR


"En cierta ocasión iba un ejecutivo paseando por una bonita playa vestido con sus bermudas (de marca), sus gafas de sol (también con marca muy visible), su polo (con mucha marca), su gorra (con marca destacada), su reloj (de marca y carísimo), su calzado deportivo (donde todo era marca), su móvil colgado de la cintura (el móvil con marca y la bolsa en la que colgaba, también) y su gomina en el pelo ( sin marca, pero tan abundante que uno podía adivinarla).

Eran las dos del mediodía cuando se encontró con un pescador que felizmente recogía sus redes llenas de pescado y amarraba su pequeña barca. El ejecutivo se le acercó…
- ¡Ejem! Perdone, pero le he visto llegar con el barco y descargar el pescado… ¿No es muy temprano para volver de faenar?

El pescador le miró de reojo y, sonriendo mientras recogía sus redes, le dijo:
- ¿Temprano? ¿Por qué lo dices? De hecho yo ya he terminado mi jornada de trabajo y he pescado lo que necesito.

- ¿Ya ha terminado hoy de trabajar? ¿A las dos de la tarde? ¿Cómo es eso posible? – dijo incrédulo, el ejecutivo.

El pescador, sorprendido por la pregunta, le respondió:
-Mire, yo me levanto por la mañana a eso de las nueve, desayuno con mi mujer y mis hijos, luego les acompaño al colegio, y a eso de las diez me subo a mi barca, salgo a pescar, faeno durante cuatro horas y a las dos estoy de vuelta. Con lo que obtengo en esas cuatro horas tengo suficiente para que vivamos mi familia y yo, sin holguras, pero felizmente. Luego voy a casa, como tranquilamente, hago la siesta, voy a recoger a los niños al colegio con mi mujer, paseamos y conversamos con los amigos, volvemos a casa, cenamos y nos metemos en la cama, felices.

El ejecutivo intervino llevado por una irrefrenable necesidad de hacer de consultor del pescador:
- Verá, si me lo permite, le diré que está usted cometiendo una grave error en la gestión de su negocio y que el “coste de oportunidad” que está pagando es, sin duda, excesivamente alto; está usted renunciando a un pay-back impresionante. ¡Su BAIT podría ser mucho mayor! Y su “umbral de máxima competencia” seguro que está muy lejos de ser alcanzado.

El pescador se lo miraba con cara de circunstancias, mostrando una sonrisa socarrona y sin entender exactamente adónde quería llegar aquel hombre de treinta y pico años ni por qué de repente utilizaba palabras que no había oído en su vida. Y el ejecutivo siguió:
- Podría sacar muchísimo más rendimiento de su barco si trabajara más horas, por ejemplo, de ocho de la mañana a diez de la noche.

El pescador entonces se encogió de hombros y le dijo:
- Y eso, ¿para qué?

- ¡¿Cómo que para qué?! ¡Obtendría por lo menos el triple de pescado! ¡¿O es que no ha oído hablar de las economías de escala, del rendimiento marginal creciente, de las curvas de productividad ascendentes?! En fin, quiero decir que con los ingresos obtenidos por tal cantidad de pescado, pronto, en menos de un año, podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón…

El pescador volvió a intervenir:
- ¿Otro barco? ¿Y para qué quiero otro barco y además un patrón?

- ¿Que para qué lo quiere? ¡¿No lo ve?! ¿No se da cuenta de que con la suma de los dos barcos y doce horas de pesca por barco podría comprar otros dos barcos más en un plazo de tiempo relativamente corto? ¡Quizá dentro de dos años ya tendría cuatro barcos, mucho más pescado cada día y mucho más dinero obtenido en las ventas de su pesca diaria!

Y el pescador volvió a preguntar:
- Pero todo eso, ¿para qué?
- ¡Hombre! ¡¿Pero está ciego o qué?! Porque entonces, en el plazo de unos veinte años y reinvirtiendo todo lo obtenido, tendría una flota de unos ochenta barcos, repito, ¡ochenta barcos! ¡Qué además serían diez veces más grandes que la barcucha que tiene actualmente!

Y de nuevo, riendo a carcajadas, el pescador volvió:
- ¿Y para qué quiero yo todo eso?

Y el ejecutivo, desconcertado por la pregunta y gesticulando exageradamente, le dijo:
- ¡Cómo se nota que usted no tiene visión empresarial ni estratégica ni nada de nada! ¿No se da cuenta de que con todos esos barcos tendría suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse tranquilamente por la mañana a eso de las nueve, desayunar con su mujer e hijos, llevarlos al colegio, salir a pescar por placer a eso de las diez y sólo durante cuatro horas, volver a comer a casa, hacer la siesta,…?

El pescador respondió:
- ¿Y eso no es todo lo que tengo ahora?"


El ser humano es insaciable  y siempre quiere más, haciendo que cada vez seamos más ambiciosos, sin darnos cuenta que con menos podemos vivir bien, felices y con más humildad...

miércoles, 12 de junio de 2013

SOBRE EL AMOR...

"Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:
-Maestra… ¿qué es el amor?-

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
-Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado-

El primer alumno respondió:
-Yo traje esta flor… ¿no es bonita? -

A continuación, otro alumno dijo:
- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?-

Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella:
-Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?-

La criatura, tímidamente, respondió:
- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí… Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído? -

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón. "


El amor es algo que se siente.

Hay que tener sensibilidad para vivirlo.

viernes, 7 de junio de 2013

LA ISLA

Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio...Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Convivencia lograban aquietar el Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.

Entonces, el Conocimiento dijo:
-Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.

Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
-¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!

El Conocimiento repitió:
-La isla se hunde.
- ¡Pero cómo puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
- El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás.

Entonces, el Conocimiento contestó:
- Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos?- le preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No - dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.

Las emociones dijeron:
-¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?

Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas...salvo el Amor. Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:

-Dejar la isla...después de todo los que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...compartimos tantas cosas...

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...

Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
-¿Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿por qué no??

Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible...

La isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.

Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... 

Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.

Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme...

Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hasta la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada...

Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...

- Después de tantas cosas que pasamos juntos...- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no la dejaba, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra...

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco entre sus ojos.

Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.

Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza de acercó un poquito a la bahía.

-Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote...

Y la Riqueza le contestó:
- Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...- y siguió su camino sin mirar atrás.

El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, rieles,  mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.

El Amor se estiró un poco y gritó:
-¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo!

La Vanidad miró al Amor y le dijo:
- Me encantaría llevarte, pero...¡tienes un aspecto!...¡estás tan desagradable...tan sucio y tan desaliñado!...Perdón, pero creo que afearías mi barco- y se fue.

Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
- Tristeza, hermana- le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo...¿Me llevarás contigo?

Y la Tristeza le contestó:
- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaan triste....que prefiero estar sola- y sin decir más se alejó.

Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.

Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...

De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:
- Chst- chst-chst...

Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió:
-¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- Si, si- dijo el viejito- a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.

El Amor le miró y quiso darle explicaciones:
- Lo que pasó fue que me quedé...
- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.

El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecería para siempre.
- Nunca volverá a existir una isla como esta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
- No ? dijo el viejito-, como ésta, nunca.

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.

Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
-¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó...Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo no ni siquiera se quién es...

La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:
- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.

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