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sábado, 23 de marzo de 2013

LAS UVAS

“Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.

Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:

-- ¡ Bagg no me gustan tanto y encima están tan verdes... !”



En muchas ocasiones para autojustificarnos y así quedarnos “tranquilos”, culpamos a los demás de las cosas que nosotros no somos capaces de alcanzar, cuando deberíamos no cesar en nuestro empeño y seguir intentando…

viernes, 22 de marzo de 2013

ALEGORÍA DEL CARRUAJE

“Un día de octubre, una voz familiar llama por teléfono y me dice: -Sal a la calle que hay un regalo para ti! -. 

Entusiasmado, salgo y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal lustrada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy “chic”. Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran asiento semicircular forrado en pana y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo… todo es muy cómodo y no hay lugar para nadie más. 
Entonces miro por la ventana y veo el paisaje, de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino, y digo: “¡Qué bueno este regalo!” y me quedo un rato disfrutando de esa sensación. 

Al rato empiezo a aburrirme, lo que se ve por la ventana es siempre lo mismo. 

Me pregunto: “¿Cuánto tiempo uno puede ver las mismas cosas?” y empiezo a convencerme de que me hicieron un regalo que no sirve para nada. 

De eso que ando quejándome en voz alta cuando pasa mi vecino y me dice: - ¿No te das cuenta que a ese carruaje le falta algo?-. 

Yo pongo cara de, ¿qué le falta? Mientras miro las alfombras y los tapizados. 

- Le faltan los caballos! - me dice antes de que yo le pregunte. ¡Por eso veo siempre lo mismo! Y me parece aburrido – pienso. 

- ¡Cierto! –digo yo. 

Entonces me hago con dos caballos y los ato al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro les grito: - ¡Eaaaaa!!!-. 

El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende. Sin embargo, al poco tiempo empiezo a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una raja en uno de los laterales. Son los caballos que me conducen por caminos terribles, chocan contra los pozos, se suben a las aceras, me llevan por barrios peligrosos… 

Me doy cuenta que yo no tengo ningún control de nada, los caballos me arrastran a donde ellos quieren. Al principio, eso me gustaba, pero la final siento que es muy peligroso. 

Comienzo a asustarme y a darme cuenta que eso tampoco sirve. En ese momento veo a mi vecino que pasa cerca y lo insulto: -¡Qué me hizo!-. 

Me grita: - ¡Te falta el cochero! – 

-¡Ah!-. 

Con gran dificultad y con su ayuda, freno los caballos y decido contratar un cochero. A los pocos días asume sus funciones, es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho conocimiento. 

Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero a dónde ir. Él conduce, controla la situación, decide la velocidad adecuada y los mejores caminos… 

¡Yo disfruto del viaje!” 

Hemos nacido, salido de nuestra casa y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo. 

A poco de nacer, nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo y se movió. Éste carruaje no servirá de nada si no tuviera caballos, ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos. 

Todo va bien durante un tiempo, pero en algún momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llegaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, entonces tenemos necesidad de frenarlos. Aquí es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente. 
El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quiénes realmente tiran del carruaje son tus caballos. 

No permitas que el cochero lo descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque… ¿qué harás sin ellos? ¿qué será de ti si solamente fueras cuerpo y cerebro? si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo sería la vida? 

Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente tampoco podemos descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el trayecto. Y esto implica reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe y si se rompe se acaba el viaje….

jueves, 21 de marzo de 2013

ANIMARSE A VOLAR

“Cuando se hizo grande su padre le dijo: - hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo la alas que se te han dado-. 

- Pero yo no sé volar- contestó el hijo. 

- Ven – dijo el padre. 

Lo cogió de la mano y caminando lo llevó hasta el borde del abismo , en la montaña. 

- Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar sólo debes pararte aquí, respirar profundo y saltar al abismo. Una vez en el aire extiendes tus alas y volarás! -. 

El hijo dudó. 

- ¿Y si me caigo?-. 

- Aunque te caigas no morirás, sólo algunos moratones que te harán más fuerte para el siguiente intento -. 

El hijo volvió al pueblo y les contó a todos su intención, a sus amigos, a sus compañeros de toda la vida… 

Los más pequeños de mente dijeron: - ¿Estás loco?; ¿Para qué?; Tu padre está delirando…; ¿Qué vas a buscar volando?; ¿Por qué no te dejas de tonterías?; ¿Quién lo necesita?... 

Los más lúcidos también sentían miedo: - ¿Puede ser cierto?; ¿No será peligroso?; ¿Por qué no empiezas despacio?; En todo caso prueba tirarte desde una escalera primero, o desde la copa de un árbol, pero ¿desde la cima?. 

El joven escuchó el consejo de quiénes lo querían. Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó, desplegó sus alas, las agitó en el aire con todas sus fuerzas, pero igual..se precipitó a tierra! 

Con un gran chichón en la frente fue hacia su padre: - ¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y mira el golpe que me di!! No soy como tú,mis alas son de adorno- lloriqueó. 

- Hijo mío, para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en un paracaídas, necesitas cierta altura antes de saltar. Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo…-.” 


En la vida, si uno quiere avanzar, desarrollarse, aprender, tiene que correr ciertos riesgos, si no se está dispuesto a ello, entonces a resignarse y seguir caminando como siempre… 

Y Tú, ¿te animas a volar?

miércoles, 20 de marzo de 2013

EL TEMIDO ENEMIGO

Había una vez en un reino muy lejano y perdido, un rey al qu ele gustaba sentirse poderoso. Su deseo de poder no se satisfacía sólo con tenerlo, además necesitaba que todos lo admiraran por ser poderoso. 

Para ello contaba con un montón de cortesanos y sirvientes a su alrededor a quienes cada día les preguntaba quién era el más poderoso del reino. Invariablemente todos le decían lo mismo: - Alteza, eres muy poderosos pero tú sabes que el mago tiene un poder que nadie posee, él conoce el futuro-. 

(En aquel tiempo, alquimistas, filósofos, pensadores, religiosos y místicos eran llamados genéricamente magos). 

El rey estaba muy celoso del mago del reino, pues aquel no sólo tenía fama de ser un hombre muy bueno y generoso, sino además, el pueblo entero lo amaba, lo admiraba y festejaba que él existiera y viviera allí. 

No decían lo mismo del rey. 

Quizás porque necesitaba demostrar que era él quien mandaba, el rey no era justo, ni ecuánime y mucho menos bondadoso. 

Un día, cansado de que la gente le contara lo poderoso y querido que era el mago o motivado por esa mezcla de celos y temores que genera la envidia, el rey urdió un plan: organizaría una gran fiesta a la cuál invitaría al mago y después de la cena, pediría la atención de todos. Llamaría al mago al centro del salón y delante de los cortesanos, le preguntaría si era cierto que sabía leer el futuro. El invitado tendría dos posibilidades, decir que no, defraudando así la admiración de los demás o decir que sí, confirmando el motivo de su fama. El rey estaba seguro que escogería la segunda posibilidad. Entonces, le pediría que le dijera la fecha en al que el mago del reino moriría. Éste daría una respuesta, un día cualquiera, no importaba. En ese momento, él planeaba sacar su espada y matarlo. Conseguiría dos cosas de un solo golpe, la primera, deshacerse de su enemigo para siempre; la segunda, demostrar que el mago no había podido adelantarse al futuro y que se había equivocado en su predicción. Se acabaría, en una sola noche. El mago y el mito de sus poderes… 

Los preparativos se iniciaron enseguida y muy pronto el día del festejo llegó. 
Después de la cena, el rey hizo pasar al mago al centro y ante el silencio de todos le preguntó: 

- ¿Es cierto que puedes leer el futuro? – 

- Un poco – dijo el mago. 

- Y, ¿puedes leer tu propio futuro? – preguntó el rey. 

- Un poco – dijo el mago. 

- Entonces quiero que me des una prueba, ¿qué día morirás? ¿cuál es la fecha de tu muerte? -. 

El mago se sonrió, lo miró a los ojos y no contestó. 

- ¿Qué pasa mago? – dijo el rey sonriente - ¿No los aves? ¿no es cierto que puedes ver el futuro?- . 

- No es eso – dijo el mago – pero lo que sé, no me animo a decírtelo -. 

- ¿Cómo que no te animas? Yo soy tu sobreaño y te ordeno que me lo digas. Debes darte cuenta de que es muy importante para el reino, saber cuando perdemos a sus personajes más eminentes. Contéstame pues, cuando morirá el mago del reino? -. 

Luego de un tenso silencio, el mago lo miró y dijo: - No puedo precisarte la fecha, pero sé que el mago morirá exactamente un día antes que el rey…-. 

Durante unos instantes, el tiempo se congeló. Un murmullo corría por entre los invitados. 

El rey siempre había dicho que no creía en los magos ni en las adivinaciones, pero lo cierto es que no se animó a matar al mago. 

Lentamente el sobreaño bajó los brazos y se quedó en silencio. Los pensamientos se agolpaban en su cabeza. Se dio cuenta de que se había equivocado. Su odio había sido su peor consejero. 

- Alteza, te has puesto pálido, ¿qué te sucede?- preguntó el invitado. 

- Me siento mal – contestó el monarca – voy a ir mi cuarto, te agradezco que hayas venido-. Y con un gesto confuso se giró en silencio y se encaminó a su habitación. 

El mago era astuto, había dado la única respuesta posible para evitar su muerte. ¿Le habría leído la mente? La predicción no podía ser cierta, pero… ¿y si lo fuera?. 

El rey estaba aturdido, se le ocurrió que sería trágico que le pasara algo al mago de camino a su casa, así que volvió sobre sus pasos y dijo en voz alta: - mago, eres famoso en el reino por tu sabiduría, te ruego que pases esta noche en palacio pues debo consultarte por la mañana sobre algunas decisiones reales-. 

- Majestad! Será un gran honor!!- dijo el invitado con una reverencia. 

El rey dio órdenes a sus guardias personales para que acompañaran al mago hasta las habitaciones de huéspedes en el palacio y para que custodiasen su puerta asegurándose de que no pasará nada. 

Esa noche el soberano no pudo conciliar el sueño. Estuvo inquieto pensando qué pasaría si al mago le hubiera sentado mal la comida o se hubiera hecho daño accidentalmente durante la noche, o si, simplemente, le hubiera llegado su hora. 

Bien temprano por la mañana, el rey golpeó la puerta de la habitación de su invitado. Él nunca había pensado en consultar ninguna de sus decisiones, pero esta vez, en cuánto el mago lo recibió le hizo la pregunta, necesitaba una excusa. 

El mago, que era un sabio, le dio una respuesta correcta, creativa y justa. 

El rey, casi sin escuchar la respuesta alabó a su huésped por su inteligencia y le pidió que se quedara un día más, supuestamente para consultarle otra cosa, quería asegurarse de que no le pasara nada. El mago aceptó. 

Desde entonces todos los días, el rey iba hasta su habitación para consultarlo y lo comprometía para una nueva consulta. No pasó mucho tiempo antes de que el rey se diera cuenta de que los consejos de su nuevo asesor eran siempre acertados y terminaba teniéndolos en cuenta. 
Pasaron los meses, los años.. y como siempre, estar cerca del que sabe vuelve al que no sabe más sabio. Así fue, el rey poco a poco se fue volviendo más y más justo, ya no era déspota ni autoritario, dejó de necesitar sentirse poderoso y empezó a aprender que la humildad también podía ser ventajosa, empezó a reinar de una manera más sabia y bondadosa. Su pueblo empezó a quererlo como nunca antes lo había hecho. 

El rey ya no iba al mago a investigar por su salud, sino pata aprender, compartir una decisión o para charlar, se habían hecho grandes amigos. 

Un día, después de más de 4 años de aquella cena y sin motivo, el rey recordó el plan que urdió para matar a su entonces, odiado enemigo. Se dio cuenta que no podía seguir manteniendo el secreto sin sentirse un hipócrita. Tomó coraje y fue hasta la habitación del mago: - Hermano, tengo algo que contarte que me oprime el pecho- . 

- Dime y alivia tu corazón-. 

- Aquella noche, cuando te invité a cenar y te pregunté sobre tu muerte, yo no quería en realidad saber tu futuro, planeaba matarte y frente a cualquier cosa que me dijeras, porque quería que tu muerte inesperada desmitificara para siempre tu fama de adivino. Te odiaba porque todos te amaban, estoy avergonzado. No me animé a matarte y ahora somos amigos, más que eso, hermanos, me aterra pensar lo que hubiera perdido si lo hubiese hecho. Necesitaba decirte todo esto para que me perdones o me desprecies, pero sin mentiras-. 

El mago lo miró y le dijo: - has tardado mucho tiempo en poder decírmelo, pero de todas formas me alegra que lo hayas hecho, porque esto es lo único que me permite decirte que ya lo sabía. Cuando me hiciste la pregunta y bajaste tu mano sobre el puño de tu espada, fue tan clara tu intención que no hacía falta ser adivino para darse cuenta de lo que pensabas hacer – el mago sonrió y puiso su mano en el hombro del rey- como justo pago a tu sinceridad, debo decirte que yo también mentí, te confieso hoy que inventé esa absurda historia de mi muerte antes de la tuya para darte una lección. Una lección que recién hoy estás en condiciones de aprender, quizás la más importante cosa que yo te haya enseñado nunca- Vamos por el mundo odiando y rechazando aspectos de los otros y hasta de nosotros mismos que creemos despreciables, amenazantes o inútiles y sin embargo, si nos damos tiempo, terminaremos dándonos cuento de lo mucho que nos costaría vivir sin aquellas cosas que en un momento determinado rechazamos. Tu muerte, querido amigo, llegará justo el día que tenga que llegar, es importante que sepas que yo estoy viejo y que mi día se acerca. No hay ninguna razón para pensar que tu partida deba estar atada a la mía, son nuestras vidas las que se han ligado, no nuestras muertes-. 

Se abrazaron y festejaron por la relación que habían construido juntos. 

Cuenta la leyenda que misteriosamente esa noche el mago murió mientras dormía. El rey se enteró al día siguiente y se sintió desolado, estaba triste por la muerte de su amigo, había aprendido que no por ello tenía que él ir detrás. 
Qué extraña coincidencia que le contara su secreto justo la noche anterior a su muerte?... 
Cuentan que el rey se levantó y que con sus propias manos cavó en el jardín una tumba para su amigo. Enterró el cuerpo y se quedó con él el resto del día llorando ante la pérdida de un ser tan querido. 

Esa misma noche, justo 24 horas después de la muerte del mago, el rey murió en su lecho mientras dormía, quizás casualidad, quizás dolor o … ¿quizás para confirmar la última enseñanza del maestro? 

martes, 19 de marzo de 2013

LA IMPORTANCIA DE LEER A LOS NIÑOS

Hay padres que seguramente se preguntarán: ¿Qué importancia tiene leerles a los niños y leer con ellos fuera del contexto escolar? ¿Hay alguna diferencia entre un niño al que sus padres le leen libros y uno al que no? La respuesta es afirmativa. La mayoría de los prerrequisitos para que los niños aprendan a leer y escribir, ocurren antes de que estos entren al sistema escolar. 
Es importante que la tarea empiece en casa, esto no quiere decir que tengamos que enseñarles a leer y escribir antes de que empiecen en la escuela, no, sino familiarizarlos con el mundo de los cuentos, de la lectura, favorecerá su futuro aprendizaje. 

Aunque el sentarse y leerles un cuento a nuestros hijos sin interrupciones es la forma más habitual, no es la estrategia más efectiva para que se conviertan en buenos lectores y desarrollen la alfabetización temprana. Es más eficaz la lectura dialógica, ésta involucra un cambio en los roles del adulto y del niño al leer el libro. En este método, el adulto incentiva al niño a convertirse en el que relata la historia, asumiendo una postura de escucha activa, en lugar de simplemente de lector. El adulto agrega información, hace preguntas y estimula al niño a dar explicaciones y descripciones más sofisticadas. Por un lado, se fomenta que los niños tengan aproximaciones y experiencias de lectura desde antes de su entrada a la educación formal (y fuera de ella, una vez iniciada), por otro lado, se trata de que los adultos que rodean a los niños (padres, madres o cuidadores) se involucren en la actividad, mediándola, de manera que ésta los haga acceder, de la manera más completa posible, a las distintas dimensiones de la lectura. 

Esta forma de leer cuentos/libros a los niños, tiene un efecto positivo en todo lo referente a la alfabetización, pero sirve también, para muchas otras cosas: desarrollo de las habilidades representacionales, competencia para resolver problemas y su participación durante futuras interacciones comunicativas. 

Los primeros 5 años de vida son particularmente claves para el desarrollo de nuestras habilidades de lectura. Y con alfabetización, no sólo hablamos de “leer” también de escribir, mirar, escuchar y hablar, desarrollarse a través de la comunicación verbal y no verbal que establecemos con los niños desde que nacen, a través de las miradas, los gestos, las expresiones faciales, los llantos, el habla en nuestras casas y nuestras comunidades. 

El apoyo que se le da a los niños de 0 a 7 años leyéndoles, a parte de oportunidades para aprender la alfabetización, también les ayuda a desarrollar su lenguaje oral receptivo (escuchar) y expresivo (hablar), tanto con adultos como con otros niños, aprender a reconocer el mundo impreso que los rodea: libros, revistas, diarios, carteles, avisos, etc., conocen la mecánica de lo impreso, oportunidades para jugar con las letras y los sonidos que les corresponden, aprenden más vocabulario… 

El hecho de mantener un diálogo durante y/o después de la lectura con el niño, hace que la lectura sea transmitida como un acto significativo, que las palabras significan o imparten significado y les mostramos cómo funcionan los símbolos en general. Así como también beneficia la adquisición del lenguaje. 
Los libros cumplen un rol dual: por un lado, funcionan como espejos, ayudando a reflejar, reconocer e identificar los propios sentimientos, emociones e ideas. Por otro lado, cumplen la función de ventanas, al permitir acceder y mostrar nuevas perspectivas o nuevas realidades. 

Es importante poder leerles todos los días, como un hábito incorporado a nuestra rutina, intentar, si los padres no poseen de grandes habilidades lectoras, transformar la lectura en una conversación, donde las preguntas les ayuden a comprender y dar sentido a la historia, orientando nuestra conversación a realizar inferencias y predicciones, hipotetizar, resumir y explicar. Al mismo tiempo, las asociaciones que hagan con el texto leído nos indicaran sobre el mundo en el que viven nuestros hijos: las experiencias, los conflictos, aprendizajes y descubrimientos que van haciendo día a día, etc. 

El tipo de libro o género del libro que leemos, influye en la cantidad y contenido de las conversaciones que establecemos con los niños. Las obras literarias son las que suelen provocar conversaciones más complejas y ricas con nuestros niños. Los libros ilustrados también son muy adecuados, narran una ficción literaria, siguiendo una estructura común: presentación de un problema, intentos de resolverlo y una solución final. Es interesante fijarse si las imágenes simplemente reflejan lo que dice el texto, si agregan información, o si lo contradicen, ya que cada una de estas situaciones puede dar origen a conversaciones diferentes, los cuentos de hadas, resuenan con preocupaciones infantiles universales, tales como el abandono, el abuso, o el momento en que se alcanza la madurez brindando diferentes posibilidades de resolución, lo que les ayuda a comprender y resolver sus conflictos psicológicos. Conectan a los niños con un mundo de fantasía, que puede ser muy efectiva para motivarlos a seguir leyendo. 

Los libros de no ficción o informativos, tienen propósitos didácticos, tales como aumentar el interés por investigar cómo funciona el mundo, ayudan a distinguir a los lectores entre los hechos, las teorías y las opiniones, permiten adquirir información específica sobre un tema y familiarizarse con la manera en que se transmite la información impresa, suelen ser más ricos en vocabulario, etc. No hay que olvidar leer otros textos informativos, fuera de los libros, como avisos, signos y señales en la calle, catálogos de juguetes, lo que dicen algunos envases de alimentos… ayudan a los niños a informarse y comprender gradualmente cómo funciona el mundo y qué lugar tiene en él lo impreso. 

Los primeros 7 años de vida se caracterizan por un continuo desarrollo, cambios y transformaciones físicas, cognitivas y sociales. Por este motivo, cada período de edad requiere una forma de leer determinada… 
- Lectura de los niños de los 0 a los 2 años: desde antes de nacer, ya son capaces de escuchar y manifiestan desde que nacen preferencias por las voces humanas, logrando rápidamente reconocer las voces de las personas que las cuidan. Al hablarles y escucharles, les ayudamos a aprender cómo funciona el mundo y acumular visiones compartidas sobre él a través del lenguaje. A esta edad la comunicación no verbal es muy importante, los bebés se comunican con todo su cuerpo y hacen ruidos con intención comunicativa mucho antes de que aprendan a ocupar las palabras, expresando sentimientos y emociones. Debemos tomar en serio estas expresiones, tratando de interpretar lo que nos quieren decir. Se conectan a través de su mirada (o desconectarse y mirar para otro lado si están cansadas o aburridas). Es importante que entiendan aquello que queremos comunicarle más allá del lenguaje verbal, por ello el exagerar las expresiones faciales “ponerles cara”, hacer gestos, ruidos… les facilitamos la tarea. 

- Lectura de los niños de los 3 a los 4 años: alrededor de los 28 meses de edad, los niños y niñas hablan tanto como sus padres, madres y/o cuidadores les han hablado. La mayoría, con estimulación adecuada, son capaces de adquirir una cantidad importante de nuevas palabras y frases día a día, de reconocer letras y números, junto con algunas palabras comunes (como sus nombres)… Por ellos es necesario ofrecerles muchas oportunidades para desarrollar su lenguaje. Tanto el receptivo (lo que comprenden), como el productivo (lo que dicen). Mientras más escuchan, más aprenden. No se trata de cualquier tipo de habla. Si reciben principalmente órdenes, retos o críticas, el efecto será el opuesto, desmotivándolos a ingresar al mundo del lenguaje. La calidad es más importante que la cantidad. Si el niño, está inmerso en un contexto donde se conjugan calidad y cantidad de lenguaje, puede haber una explosión de su capacidad lingüística y de la conciencia fonológica, es decir, la noción de que los sonidos nos permiten hacer palabras y que podemos unirlos, separarlos, repetirlos para hacer nuevas palabras, etc. Asociar las experiencias de alfabetización con juego y entretenimiento, motiva a emprender nuevas experiencias de alfabetización. 

- Lectura de los niños de los 5 a los 7 años: En esta edad los pares adquieren una importancia primordial en la vida de los niños. Esta necesidad de interactuar con otros niños, además de los adultos, abre nuevas posibilidades de expandir la comunicación, el lenguaje y la adquisición de normas de convivencia. Es importante notar que en esta etapa los niños y niñas ya pueden hablar con bastante soltura y por mucho rato. Entre otros aspectos, saben una buena cantidad de vocabulario (sobre todo sobre los temas que les interesan), conocen y usan ciertas formas convencionales de interacción (por ej.: .Hola, ¿cómo estás? / Bien, ¿y tú?, etc.., también muchas veces mantienen un diálogo preguntando .¿por qué?. incansablemente), han aprendido a unir con y diferentes oraciones (por lo cual pueden contar pequeñas historias). En esta etapa es importante que la alfabetización se conecte con las raíces del aprendizaje: el juego imaginativo, el hablar y la experiencia directa. A pesar de que ya han entrado en la educación formal, nuestra tarea debe continuar, tanto para apoyar y complementar el aprendizaje escolar, como para compartir y conversar en torno a la lectura. 
Hay que tener presente que la alfabetización empieza desde el momento que los niños nacen, que nunca es demasiado temprano para empezar a fomentar la lectura, salir a pasear por el vecindario y fijarse en los anuncios y carteles, puede ser tan estimulante para los niños como leer libros, se puede implementar la lectura de forma simultánea con dos o más niños de diferentes edades, el sentarnos a leer un libro en el patio con un grupo pequeño de niños puede ser uno de nuestras actividades cotidianas, acostumbrar a a los niños a escribir tarjetas de cumpleaños, cartas etc, es interesante para que experimente que saber escribir afecta el mundo que los rodea, dejar los libros al alcance de los niños los ayudará a que lean por su cuenta. 

lunes, 18 de marzo de 2013

EL ÁGUILA Y LA ZORRA

“Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad. Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol. 

Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regocijaron con un banquete. 

Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños; ¿Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela ? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su ahora enemiga. 

Mas no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cayó el águila sobre ella y se llevó una víscera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.” 

Cuando uno traiciona a otra persona y con ello una amistad sincera, tarde o temprano le llegará su “castigo”, ya que como bien dice el dicho: “Quién siembra, recoge” 

Con lo que hay que intentar sembrar siempre bien y siendo lo mejor que podamos, ya que después la cosecha puede no ser de nuestro agrado…

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