Dos personas discutían duramente por la posesión de una naranja, ya que ambos la necesitaban para lo que estaban realizando. Se decidió llevar el caso a la corte, un juez debía tomaría una decisión para solucionar el conflictos. El juez tomó la decisión:
La naranja se partiría por la mitad y se entregaría una mitad a cada uno.
La decisión fue ejecutada por orden de dicho juez, después de haber llamado a ambas partes a que acudieran a escuchar el veredicto.
Esta decisión era obvia, sin embargo, ninguno de los dos quedó satisfecho. Entonces, una de las personas que se encontraba en la audiencia, se levantó, y pregunto a cada uno de ellos para que querían la naranja.
· El 1º, quería la cáscara de la naranja para hacer una tarta.
· El 2º, quería la parte interior para hacerse un zumo.
Si se repartiera la naranja como ambos pedían, la solución dejaría satisfechos a ambas partes.
Si bien es cierto, que no se le ocurrió a ninguno de los dos como primera opción.
Al no tener en cuenta los verdaderos intereses de las dos personas, la solución al conflicto era difícil o imposible, por no tener en cuenta otras opciones inteligentes más allá de la simple división a la NARANJA.
Es muy probable que durante nuestra vida, muchas veces, no dejemos satisfechas a algunas personas si previamente no sabemos sus deseo o lo que quieren.
La clave de todo, siempre, es preguntar y escuchar, ya que si perdemos esto todo serán conflictos y problemas y simplemente por no haber sabido hacer las cosas en el orden debido...
Muy bueno.
ResponderEliminarComo se señala en Proverbios 20:5, el discernimiento que se requiere para lograr que una persona exteriorice los pensamientos y sentimientos recónditos que abriga en el corazón, es comparable al empeño que se necesita para sacar agua de un pozo. Esto tiene aplicación en casi todo campo de la vida
ResponderEliminarExcelente me Gusto