"Nasrudin conversaba con un amigo.
- Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?
- Sí, pensé –respondió Nasrudin. – En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.
- ¿Y por qué no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto… "
Paulo Coelho
Desgraciadamente lo que para nosotros es perfecto no es para los demás.
Intentamos buscar la perfección en aquello que hacemos, que tenemos, que nos rodea… sin darnos cuenta que, los que no somos perfectos somos nosotros mismos, no nos paramos a mirar y observar con paciencia aquello positivo y negativo que tengo, para realzar lo positivo y mejorar lo negativo así poder ofrecernos a los demás siempre “perfectos” así como lo que pedimos de ellos.
Para recibir debemos intentar dar lo mismo que pedimos.
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