Ira, rabia, impotencia, enfado...quien más quien menos se ha dejado llevar alguna vez por alguna de estas emociones con consecuencias, a menudo, no demasiado positivas. Un comentario malintencionado por parte de un compañero de trabajo, una contestación inadecuada de tu hijo, etc... son muchas las ocasiones en las que te sientes a punto de estallar y no siempre podemos controlar esto, ya depende de diversos factores: nuestro estado interno, el día que tenemos, el humor del que estamos, las experiencias buenas o no tan buenas vividas ese día, etc
Así que para poder evitar reacciones inadecuadas y con ellas las
consecuencias, normalmente negativas, que acarrean nuestras
conductas, les damos algunos consejos:
-RESPIRA PROFUNDAMENTE. Dos o tres respiraciones
profundas oxigenarán tu cuerpo y calmarán tu alterado corazón, relajándote al
instante. Con ello podemos calmar nuestra mente y empezar a dejar un poco de
lado nuestro enfado momentáneo.
-PIENSA EN LA CAUSA DE TU ENFADO. Aprovecha esa
pausa, no sólo para preguntarte por qué te enfadas, sino también para qué. ¿Qué
consecuencias tendrá tu ataque de ira? ¿Servirá para solucionar el problema o,
todo lo contrario, lo más probable es que lo complique todavía más?
-REPLANTEA LA ESTRATEGIA. Tras esta breve
reflexión, es posible que hayas logrado calmarte y, en lugar de explotar en un
estallido de rabia o realizando comentarios cínicos, expreses tu enfado de otra
manera mas positiva. No se trata de reprimir tus sentimientos, sino de
expresarlos de una forma no agresiva, no sólo por respeto a los demás, sino
también a ti mismo/a.
Al final el único que sufre
eres TÚ, el resto se quedará tal cual, en cambio si consigues calmarte todo
será más beneficioso, positivo…
¡HAZLO POR TI! ¡ NOSOTROS TE
AYUDAMOS A AYUDARTE!!!
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