"Maestro y discípulo:
— Cuando mires a tus compañeros procura mirarte a ti mismo- dijo el maestro al discípulo.
— Pero, ¿no es una actitud egoísta?- cuestionó el discípulo - Si nos preocupamos por nosotros mismos jamás veremos lo que los otros tienen de bueno para ofrecer.
— Ojalá siempre consiguiéramos ver las cosas buenas que están a nuestro alrededor —contestó el maestro— pero, en realidad, cuando miramos al prójimo estamos sólo buscando defectos. Intentamos descubrir una maldad, porque deseamos que sea peor que nosotros. Nunca lo perdonamos si nos hiere porque creemos que jamás seríamos perdonados por él. Conseguimos herirlo con palabras duras afirmando que decimos la verdad, cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos. Fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver nuestra fragilidad. Por eso siempre que estés juzgando a tu prójimo ten conciencia de que eres TÚ quien está en el tribunal"
En la vida tod@s nos equivocamos y por ello para poder ser más que nadie vamos por ahí juzgando a los demás, “criticando” actitudes, comportamientos,… sin darnos cuenta que todo eso nos lo decimos a nosotr@s mism@s, porque al fin y al cabo, las personas somos espejos unas de otras y aquello que no me gusta y que no veo bien en los demás probablemente, por no decir, segurísimo, es una actitud, comportamiento.. que realizo yo continuamente pero del cual no soy consciente o simplemente no soy capaz de reconocerlo y aceptarlo en nuestra persona.
Así, que antes de hablar de los demás, haz una autorreflexión planteándote: yo.. ¿quién soy? ¿cómo soy? .. y una vez que seas capaz de reconocer tus propios errores entonces, y sólo entonces, estarás preparad@ para poder “hablar” de los demás, sin que con ello ofendas, hagas daño, hagas sentir mal, sino con la intención de hacer todo lo contrario ayudarle a darse cuenta de sus errores como tú lo supiste hacer.
¿Y TÚ? ¿YA LO HICISTE? TE AYUDAMOS A AYUDARTE
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