En muchas ocasiones, nos dejamos llevar por los demás y aunque no siempre seamos conscientes de ello y no nos demos cuenta, lo que buscamos es quedar bien con los demás, aunque esto pueda provocarnos frustración. La debilidad por compararse todo el tiempo, hacer lo que otros quieren y desear las mismas cosas que los demás, llevan a un ritmo agotador de vida, que no siempre se puede seguir durante mucho tiempo...
Intentamos adaptarnos tanto que acabamos consultando desde los detalles más pequeños a la hora de adquirir cosas materiales hasta decisiones tan importantes como puede ser seleccionar una carrera profesional, elegir o no un trabajo, decidir quién puede ser un amigo, etc. En ocasiones esto provoca que la persona se convierta en una carga y las relaciones, lejos de unirse, se distancian.
Hay que diferenciar entre el “dejarse llevar por los demás” al hecho de poder pedir un consejo analizando lo positivo y lo negativo, para después tomar una decisión. Si nos paramos a pensar seguro que conocemos a más de una persona decepcionada por no hacer aquello que le gusta, lo cual puede llevarla a una futura depresión, angustia, mal humor, tristeza...
En el caso de las profesiones se ve bastante claro y suele ser un ejemplo común. Si alguien soñaba con ser un veterinario, por ejemplo, pero en su familia se tiene la tradición de carreras como leyes o contabilidad, y se elige una de estas últimas para no salirse de los lineamientos familiares, en poco tiempo se sentirá incompleto, aunque alcance cierto éxito en donde se desenvuelve, con lo que no es nada beneficioso para la persona.
El hecho de dejar de ser influenciable, no significa no ser cordial ni el no hacer esfuerzos por la gente que se quiere o que esto se vea como algo negativo, no, aunque sí debe ser una elección propia y no impuesta por la presión de nadie ni por intentar mantener el amor de dichas personas.
Si en algún momento te has sentido así puede que sea hora de analizar cómo es tu forma de comportarte, actuar para con los demás y así consiguiendo hacerte consciente conseguirás cambiar y llegar a dónde te propongas.
¡¡Aprende a tomar tus propias decisiones, en un futuro lo agradecerás!!
Intentamos adaptarnos tanto que acabamos consultando desde los detalles más pequeños a la hora de adquirir cosas materiales hasta decisiones tan importantes como puede ser seleccionar una carrera profesional, elegir o no un trabajo, decidir quién puede ser un amigo, etc. En ocasiones esto provoca que la persona se convierta en una carga y las relaciones, lejos de unirse, se distancian.
Hay que diferenciar entre el “dejarse llevar por los demás” al hecho de poder pedir un consejo analizando lo positivo y lo negativo, para después tomar una decisión. Si nos paramos a pensar seguro que conocemos a más de una persona decepcionada por no hacer aquello que le gusta, lo cual puede llevarla a una futura depresión, angustia, mal humor, tristeza...
En el caso de las profesiones se ve bastante claro y suele ser un ejemplo común. Si alguien soñaba con ser un veterinario, por ejemplo, pero en su familia se tiene la tradición de carreras como leyes o contabilidad, y se elige una de estas últimas para no salirse de los lineamientos familiares, en poco tiempo se sentirá incompleto, aunque alcance cierto éxito en donde se desenvuelve, con lo que no es nada beneficioso para la persona.
El hecho de dejar de ser influenciable, no significa no ser cordial ni el no hacer esfuerzos por la gente que se quiere o que esto se vea como algo negativo, no, aunque sí debe ser una elección propia y no impuesta por la presión de nadie ni por intentar mantener el amor de dichas personas.
Si en algún momento te has sentido así puede que sea hora de analizar cómo es tu forma de comportarte, actuar para con los demás y así consiguiendo hacerte consciente conseguirás cambiar y llegar a dónde te propongas.
¡¡Aprende a tomar tus propias decisiones, en un futuro lo agradecerás!!
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