Ninguno de nosotros sabe a ciencia cierta qué le
deparará este nuevo año, pero lo que sí podemos conocer es qué pondremos de
nuestra parte para seguir avanzando en este camino.
Muchas personas llenan de propósitos y planes las
hojas en blanco de sus cuadernos, jurando y perjurando que “este año sí que
sí”. Por desgracia, la enorme mayoría de ellos no acabarán de cumplir sus
objetivos… ¿Por qué siempre pasa igual?
El principal error que cometemos al plantearnos
unas metas para el año nuevo es que solemos ponernos el listón demasiado alto.
Así, no es extraño escuchar frases como “el día 1 me quito de fumar” o “a
partir de Enero, al gimnasio todos los días”. No nos engañemos. Lo que no hemos
hecho en muchos años no vamos a solucionarlo en un día. Nada en esta vida
funciona así.
Por eso, quisiéramos enfatizar la importancia del
avance progresivo en lo que nos propongamos. Por ejemplo, si queremos perder
peso, no es buena idea ponerse un plan para conseguirlo en poco tiempo, al
igual que si vamos a hacer ejercicio tampoco será bueno tratar de hacerlo todos
los días a tope.
Ten en cuenta este consejo: La línea de la vida es
aquella en la que escribimos nuestro camino. Es como una carrera en la que de
nada sirve esforzarse en los primeros metros si luego no vamos a tener fuerza
para seguir corriendo. Por eso, date tiempo para conseguir las cosas, avanza
despacio pero con paso firme en tus propósitos y no desistas porque un día no
vayas al mismo ritmo que el anterior. Lo importante es no detenerse, y si lo
haces, que sea para enorgullecerte del camino recorrido y soñar con una
travesía aún mejor.
Lo que queremos decir con esto es que no pares
nunca de crecer, de superarte y de mejorar como persona. Quizá ahí estén las
verdaderas claves de nuestra existencia.
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