Los
problemas siempre tienen unas raíces que los mantienen y unas consecuencias que
se pueden alargar en el tiempo. El objetivo es que aprendas a identificar las
raíces de ese problema para no seguir alimentando su
crecimiento, a partir de que dejas de "alimentar" el problema
empiezas a centrarte en la SOLUCIÓN.
Te dejamos una metáfora, un cuento para que veas el
abasto de las acciones que hacemos cada día.
Había contratado un carpintero para ayudarme a
reparar mi vieja granja. Él acababa de finalizar su primer día de trabajo que
había sido muy duro. Su sierra eléctrica se había estropeado lo que le había
hecho perder mucho tiempo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio.
Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Nos dirigíamos a la
puerta de su casa y se detuvo brevemente frente a un precioso olivo centenario.
Tocó el tronco con ambas manos.
Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente
transformación. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños
hijos y le dio un beso a su esposa. La energía había cambiado completamente.
Posteriormente me acompañó hasta el coche.
Cuando pasamos cerca del olivo, sentí curiosidad y
le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.
- Ese es mi árbol de los problemas, – contestó
- Sé que no puedo evitar tener problemas durante el
día como hoy en el trabajo por ejemplo, pero no quiero traer estos problemas a
mi casa. Así que cuando llego aquí por la noche cuelgo mis problemas en el
árbol. Luego a la mañana cuando salgo de mi casa los recojo otra vez.
- Lo curioso es, – dijo sonriendo – que cuando
salgo a la mañana a recoger los problemas del árbol, ni remotamente encuentro
tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior.
Maestro: si te centras en el ahora desaparecen
todos los problemas.
Fuente: autor desconocido
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