viernes, 6 de junio de 2014
Talleres de verano
Entra en http://www.centronanda.es/ y mira todo lo que tenemos preparado para este verano!!
miércoles, 19 de febrero de 2014
MEMORIA Y EDAD
El cerebro es el director de orquesta de la memoria. Sin que nos demos cuenta, millones de neuronas se dedican continuamente, en especial mientras dormimos, a almacenar, seleccionar, comparar, combinar, etiquetar, ordenar y rescatar lo que hemos aprendido, sentido, querido u odiado, es decir, los recuerdos que componen nuestra existencia.
La edad, es un factor importante a tener en cuenta en los fallos de memoria, esto es evidente, aunque, no siempre nos guste reconocerlo, sin embargo, existen otra serie de variables: personales (estrés, ansiedad y depresión), ambientales (la jubilación, el uso de herramientas como la calculadora, la memoria en los teléfonos, agendas y relojes con alarma…) y físicas (buena salud) que tienen un peso específico tan importante o incluso mayor que ésta. Factores muy presentes en personas mayores que dificultan un funcionamiento amnésico satisfactorio.
Otra variable que influye de manera bastante significativa, es nuestro nivel de exigencia, es decir, cómo vivimos un olvido o la causa a la que atribuimos un fallo de memoria, provocando una percepción del funcionamiento de nuestra memoria, determinada y trayendo consigo consecuencias posteriores.
Si nos centramos en definir la memoria, diríamos que es la capacidad de un sistema de procesamiento, natural o artificial, para codificar la información extraída de su experiencia con el medio, almacenarla en un formato apropiado y recuperarla luego para utilizarla en las acciones o las operaciones que efectúa de forma habitual, se considera una de las funciones cognitivas del cerebro.
Así como el lenguaje, la atención, el razonamiento y la lógica, sirve para organizar nuestras relaciones con el mundo exterior, permitiendo la adquisición de informaciones, para almacenarlas, y posteriormente, poder reutilizarlas.
Centrándonos de nuevo en la edad, es un hecho probado, que nuestra capacidad de memoria disminuye con ésta. Se produce un envejecimiento de las estructuras, una pérdida neuronal y una disminución de la velocidad de trasmisión del impulso nervioso, entre otros.
Cada vez preocupa más ésta disminución y con ello su pérdida, especialmente la alteración de la memoria para los hechos cotidianos, las cosas del día a día.
Cuando decimos que con la edad disminuye la memoria no siempre ocurre de la misma manera en todas las personas ni en todas las áreas. El declive cognitivo comienza a observarse, en la mayoría de la población, entre los 50 y los 60 años, y en personas sin patología cognitiva. Teniendo en cuenta que algunas personas conservan una memoria y unas facultades intelectuales prodigiosas durante toda su vida.
Lo que resulta evidente que existe una mayoría que tienen, por muy diversas causas, peor memoria en la vejez que en la juventud y hay un grupo al que esos problemas de memoria les producen numerosos olvidos cotidianos como olvidar el nombre de las personas, dónde se ha puesto un objeto, olvidarse de apagar la luz, el gas,…. Decimos que estas personas tienen "Pérdida o alteración de la Memoria Asociada a la Edad”
Las causas por las que se producen estos problemas de memoria en los mayores pueden ser múltiples, como bien mencionaba al inicio del artículo, algunas de ellas son:
- Cambios orgánicos: transformaciones en el cerebro que dificultan los procesos de memoria, problemas de vista y oído que impiden registrar bien la información, etc
- Cambios psicológicos o de comportamiento: menor utilización de las facultades que cuando se es joven, pensamientos negativos de la propia capacidad como "ya soy viejo y no puedo hacerlo mejor", estrés o preocupaciones, la falta de empleo de estrategias de memoria o su uso inadecuado, el poco esfuerzo ante un problema de memoria,…
- Cambios sociales: disminución de las relaciones con los demás, aislamiento, falta de interés.
La buena noticia, es que algunos de estos factores se pueden cambiar y, por lo tanto, mejorar la memoria.
Existen diferentes tipos de memoria, siendo muchas las clasificaciones posibles, desde valorar el tiempo que duran los recuerdos con el “multialmacén” , memoria inmediata o sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. Hasta centrarse en la naturaleza de los procesos, más que en las estructuras, convirtiéndola en funcional.
La edad, es un factor importante a tener en cuenta en los fallos de memoria, esto es evidente, aunque, no siempre nos guste reconocerlo, sin embargo, existen otra serie de variables: personales (estrés, ansiedad y depresión), ambientales (la jubilación, el uso de herramientas como la calculadora, la memoria en los teléfonos, agendas y relojes con alarma…) y físicas (buena salud) que tienen un peso específico tan importante o incluso mayor que ésta. Factores muy presentes en personas mayores que dificultan un funcionamiento amnésico satisfactorio.
Otra variable que influye de manera bastante significativa, es nuestro nivel de exigencia, es decir, cómo vivimos un olvido o la causa a la que atribuimos un fallo de memoria, provocando una percepción del funcionamiento de nuestra memoria, determinada y trayendo consigo consecuencias posteriores.
Si nos centramos en definir la memoria, diríamos que es la capacidad de un sistema de procesamiento, natural o artificial, para codificar la información extraída de su experiencia con el medio, almacenarla en un formato apropiado y recuperarla luego para utilizarla en las acciones o las operaciones que efectúa de forma habitual, se considera una de las funciones cognitivas del cerebro.
Así como el lenguaje, la atención, el razonamiento y la lógica, sirve para organizar nuestras relaciones con el mundo exterior, permitiendo la adquisición de informaciones, para almacenarlas, y posteriormente, poder reutilizarlas.
Centrándonos de nuevo en la edad, es un hecho probado, que nuestra capacidad de memoria disminuye con ésta. Se produce un envejecimiento de las estructuras, una pérdida neuronal y una disminución de la velocidad de trasmisión del impulso nervioso, entre otros.
Cada vez preocupa más ésta disminución y con ello su pérdida, especialmente la alteración de la memoria para los hechos cotidianos, las cosas del día a día.
Cuando decimos que con la edad disminuye la memoria no siempre ocurre de la misma manera en todas las personas ni en todas las áreas. El declive cognitivo comienza a observarse, en la mayoría de la población, entre los 50 y los 60 años, y en personas sin patología cognitiva. Teniendo en cuenta que algunas personas conservan una memoria y unas facultades intelectuales prodigiosas durante toda su vida.
Lo que resulta evidente que existe una mayoría que tienen, por muy diversas causas, peor memoria en la vejez que en la juventud y hay un grupo al que esos problemas de memoria les producen numerosos olvidos cotidianos como olvidar el nombre de las personas, dónde se ha puesto un objeto, olvidarse de apagar la luz, el gas,…. Decimos que estas personas tienen "Pérdida o alteración de la Memoria Asociada a la Edad”
Las causas por las que se producen estos problemas de memoria en los mayores pueden ser múltiples, como bien mencionaba al inicio del artículo, algunas de ellas son:
- Cambios orgánicos: transformaciones en el cerebro que dificultan los procesos de memoria, problemas de vista y oído que impiden registrar bien la información, etc
- Cambios psicológicos o de comportamiento: menor utilización de las facultades que cuando se es joven, pensamientos negativos de la propia capacidad como "ya soy viejo y no puedo hacerlo mejor", estrés o preocupaciones, la falta de empleo de estrategias de memoria o su uso inadecuado, el poco esfuerzo ante un problema de memoria,…
- Cambios sociales: disminución de las relaciones con los demás, aislamiento, falta de interés.
La buena noticia, es que algunos de estos factores se pueden cambiar y, por lo tanto, mejorar la memoria.
Existen diferentes tipos de memoria, siendo muchas las clasificaciones posibles, desde valorar el tiempo que duran los recuerdos con el “multialmacén” , memoria inmediata o sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. Hasta centrarse en la naturaleza de los procesos, más que en las estructuras, convirtiéndola en funcional.
Surgen términos nuevos como memoria de trabajo: permite retener una información el tiempo necesario para modificarla; memoria declarativa :de los hechos y acontecimientos que podemos describir; memoria procedimental: almacena los condicionantes, los comportamientos y habilidades adquiridas como atarse los zapatos; memoria emocional: vinculada a nuestras emociones; memoria sensorial: transmite las percepciones de los cinco sentidos a las áreas correspondientes del cerebro , en milésimas de segundo; memoria implícita y explicita: se adquiere rutinariamente sin que el sujeto sea consciente de ello; memoria episódica: relativa al recuerdo de un hecho particular y personal.
En este artículo nos centraremos en la memoria cotidiana, aquella memoria o recuerdo de los hechos que tienen lugar en el medio diario del sujeto: el recuerdo de nombres de las personas, el recuerdo de dónde se ponen las cosas (las gafas, documentos, las llaves,...), el recordar hacer un recado, etc. Ésta comprende los llamados olvidos de la vida cotidiana ( recordar las cosas que hemos hecho o aprendido, perder objetos de uso cotidiano, acciones automáticas: apagar la luz, cerrar la puerta, guardar objetos y olvidar donde están, tomar o no la medicación, nombre de personas muy conocidas, números de teléfono , recordar cosas que hay que hacer, tener una palabra en la punta de la lengua, recuerdo del tema de conversación inmediato, ...
Las causas de este tipo de olvidos, suelen venir determinadas, en primer lugar, porque son acciones "sobre-aprendidas" es decir, muy repetidas y por lo tanto muy automatizadas, por las que no pensamos cuando las estamos realizando.
Para poder prevenir todas estas consecuencias negativas, es importante, de forma primaria, fomentar estilos de vida saludables como hacer ejercicio físico, leer, realizar ejercicios para entrenar la memoria,... Así como modificar estilos de vida perjudiciales como el sedentarismo, el tabaquismo, el aislamiento social, el estrés,....
Una vez se empiezan a detectar posibles síntomas, es necesario realizar un diagnóstico precoz para con ello poder retrasar la evolución de la enfermedad.
Por último, iríamos a parar a la prevención terciaria, dónde es clave aplicar un programa de entrenamiento de la memoria, dirigido a personas mayores sin trastornos cognitivos, interesadas en conocer el funcionamiento de su memoria y dispuestas a aprender un conjunto de técnicas para mejorarla.
Éste tipo de programas, son llevados a la práctica por profesionales especializados en el ámbito de la memoria y sus resultados suelen ser muy positivos, consiguiendo una mejora en el rendimiento de la memoria, preservando la autonomía, aumentando su calidad de vida y favoreciendo la autoestima y la comunicación, aspectos muy importantes para todas las personas.
No dejes que pase el tiempo sin que te des cuenta, anticípate y sé prevenid@, lo agradecerás!!.
Una vez se empiezan a detectar posibles síntomas, es necesario realizar un diagnóstico precoz para con ello poder retrasar la evolución de la enfermedad.
Por último, iríamos a parar a la prevención terciaria, dónde es clave aplicar un programa de entrenamiento de la memoria, dirigido a personas mayores sin trastornos cognitivos, interesadas en conocer el funcionamiento de su memoria y dispuestas a aprender un conjunto de técnicas para mejorarla.
Éste tipo de programas, son llevados a la práctica por profesionales especializados en el ámbito de la memoria y sus resultados suelen ser muy positivos, consiguiendo una mejora en el rendimiento de la memoria, preservando la autonomía, aumentando su calidad de vida y favoreciendo la autoestima y la comunicación, aspectos muy importantes para todas las personas.
No dejes que pase el tiempo sin que te des cuenta, anticípate y sé prevenid@, lo agradecerás!!.
¡¡TE AYUDAMOS A AYUDARTE!!
CENTRO DE PSICOLOGÍA NANDA: 655 811 696/ 93 013 67 47
martes, 21 de enero de 2014
LA MADUREZ
El primer día en la universidad nuestro profesor se presentó y nos pidió que procuráramos llegar a conocer a alguien a quien no conociéramos todavía.
Me puse de pie y miré a mi alrededor, cuando una mano me tocó suavemente el
hombro. Me di la vuelta y me encontré con una viejita arrugada cuya sonrisa le
alumbraba todo su ser.
Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo?. Me reí y le contesté con entusiasmo: ¡Claro que puede! Ella me dio un abrazo muy fuerte. ¿Por qué está usted en la Universidad a una edad tan temprana, tan inocente?, le pregunté.
Riéndose, contestó: 'Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos
hijos, y luego jubilarme y viajar'.
'Se lo digo en serio', le dije. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad.
'Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener!', me dijo.
Después de clases caminamos al edificio de la asociación de estudiantes y compartimos un batido de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. Todos los
días durante los tres meses siguientes salíamos juntos de la clase y hablábamos
sin parar. Me fascinaba escuchar a esta "máquina del tiempo". Ella compartía su
sabiduría y experiencia conmigo.
Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la Universidad; hacía amistades a
donde iba.
Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla.
Al terminar el semestre le invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete de fútbol.
No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad.
Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los
apuntes. Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, 'disculpen que esté tan nerviosa. Dejé de tomar cerveza por cuaresma y ¡este whisky me está matando!'
'No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé.'
Mientras nos reíamos, ella se aclaró la garganta y comenzó: 'No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.' Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días. Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir.
¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo
saben!' Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años.
Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio.
'No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos.
Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.
Terminó su discurso cantando 'La Rosa'. Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.
Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía.
Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para
rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.
No lo olvidéis: "ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL."
Me puse de pie y miré a mi alrededor, cuando una mano me tocó suavemente el
hombro. Me di la vuelta y me encontré con una viejita arrugada cuya sonrisa le
alumbraba todo su ser.
Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo?. Me reí y le contesté con entusiasmo: ¡Claro que puede! Ella me dio un abrazo muy fuerte. ¿Por qué está usted en la Universidad a una edad tan temprana, tan inocente?, le pregunté.
Riéndose, contestó: 'Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos
hijos, y luego jubilarme y viajar'.
'Se lo digo en serio', le dije. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad.
'Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener!', me dijo.
Después de clases caminamos al edificio de la asociación de estudiantes y compartimos un batido de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. Todos los
días durante los tres meses siguientes salíamos juntos de la clase y hablábamos
sin parar. Me fascinaba escuchar a esta "máquina del tiempo". Ella compartía su
sabiduría y experiencia conmigo.
Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la Universidad; hacía amistades a
donde iba.
Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla.
Al terminar el semestre le invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete de fútbol.
No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad.
Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los
apuntes. Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, 'disculpen que esté tan nerviosa. Dejé de tomar cerveza por cuaresma y ¡este whisky me está matando!'
'No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé.'
Mientras nos reíamos, ella se aclaró la garganta y comenzó: 'No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.' Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días. Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir.
¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo
saben!' Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años.
Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio.
'No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos.
Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.
Terminó su discurso cantando 'La Rosa'. Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.
Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía.
Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para
rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.
No lo olvidéis: "ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL."
sábado, 21 de diciembre de 2013
¡FELICES FIESTAS!!
Desde el centro NANDA, os deseamos unas felices fiestas en compañía de todos vuestros seres queridos, disfrutar este final de año e inicio del otro, haciendo e vuestra entrada sea maravillosa y mucho mejor que el año 2013 que dejamos.
¡¡FELIZ 2014!!
viernes, 20 de diciembre de 2013
QUIERO
Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas que te puedan disgustar, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas que hoy, puedes contar conmigo, sin condiciones…
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas que te puedan disgustar, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas que hoy, puedes contar conmigo, sin condiciones…
martes, 17 de diciembre de 2013
AGORAFOBIA
¿Te ha pasado alguna vez encontrarte a alguien con miedo a los espacios abiertos? O quizás, ¿a lugares concurridos de gente? Y esto ha hecho que esa persona no sea capaz ni de salir de casa debido al miedo a sufrir anisedad? El desconocimiento y falta de información te ha podido llevar a decir, “¡bahh eso no es nada!, tendrá un mal día”, “¡excusas!!” “¡qué raro! ¿eso es normal?”, etc.
Pues no, no son excusas, no tiene un mal día y es más “normal” de lo que pensamos, se le conoce como: agorafobia, palabra que como bien indica, no deja de referirse a un tipo de fobia en concreto, para muchos desconocida…
Literalmente agorafobia significa temor a los espacios abiertos, el término describe más específicamente el miedo a quedar atrapado sin una manera práctica y sencilla de escapar en caso de un ataque de ansiedad, que es el principal condicionante. La persona agorafóbica tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas, como salir de casa, usar trasporte público, ir de compras o practicar deporte; lo que generalmente presenta un grave problema en su vida, ya que casi nunca abandona su hogar y al hacerlo presenta un gran nivel de ansiedad causado por el pánico.
Tanto hombres como mujeres, en algún momento de su vida pueden pasar o han pasado por este problema durante un período aproximado de seis meses, especialmente antes de los 40 años y derivado por situaciones de estrés y ansiedad continuos vividos en su día a día.
Las principales situaciones que existen para una persona agorafóbica son:
· Ataque de pánico en una situación agorafóbica: se trata de un ataque previsible provocado por un estímulo externo. La persona ha tenido ataques en la misma situación y cree que hay muchas posibilidades de sufrirlo nuevamente, lo cual anticipa la situación estresante, aumenta su miedo y suele acabar sucediendo.
· Ataque de pánico previsible en una situación segura: la persona predice que va a tener un ataque porque está muy activada emocionalmente, ya sea por alegría, estrés, tristeza, enfado o preocupación, por lo que evita tener niveles altos de emoción, para así no acabar con un ataque de pánico anunciado, cosa que no suelen conseguir disuadir…
Pues no, no son excusas, no tiene un mal día y es más “normal” de lo que pensamos, se le conoce como: agorafobia, palabra que como bien indica, no deja de referirse a un tipo de fobia en concreto, para muchos desconocida…
Literalmente agorafobia significa temor a los espacios abiertos, el término describe más específicamente el miedo a quedar atrapado sin una manera práctica y sencilla de escapar en caso de un ataque de ansiedad, que es el principal condicionante. La persona agorafóbica tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas, como salir de casa, usar trasporte público, ir de compras o practicar deporte; lo que generalmente presenta un grave problema en su vida, ya que casi nunca abandona su hogar y al hacerlo presenta un gran nivel de ansiedad causado por el pánico.
Tanto hombres como mujeres, en algún momento de su vida pueden pasar o han pasado por este problema durante un período aproximado de seis meses, especialmente antes de los 40 años y derivado por situaciones de estrés y ansiedad continuos vividos en su día a día.
Las principales situaciones que existen para una persona agorafóbica son:
· Ataque de pánico en una situación agorafóbica: se trata de un ataque previsible provocado por un estímulo externo. La persona ha tenido ataques en la misma situación y cree que hay muchas posibilidades de sufrirlo nuevamente, lo cual anticipa la situación estresante, aumenta su miedo y suele acabar sucediendo.
· Ataque de pánico previsible en una situación segura: la persona predice que va a tener un ataque porque está muy activada emocionalmente, ya sea por alegría, estrés, tristeza, enfado o preocupación, por lo que evita tener niveles altos de emoción, para así no acabar con un ataque de pánico anunciado, cosa que no suelen conseguir disuadir…
· Ataque de pánico imprevisible en una situación segura: el pánico sucede cuando la persona se encuentra en un sitio calificada por ella como segura y su estímulo es interno. Su cuerpo toma ciertas funciones fisiológicas o cambios corporales vitales que hace que la persona los malinterprete con pensamientos catastróficos, genera una gran cantidad de estrés y/ o ansiedad con lo que termina con un ataque.
· Ataque de pánico por anticipación: la persona asegura que sufrirá un ataque al ser expuesta al estímulo que hace que se le “dispare” la ansiedad, lo cual provoca el sufrimiento de un ataque aún sin antes haber sido expuesta al estímulo.
La mente nos juega muy malas pasadas, y aunque nos cueste ser conscientes de ello, es importante intentar no anticipar situaciones que se relacionan con estímulos o lugares estresantes, no dar más importancia de la cuenta a ciertos momentos de activación interna, prestar la justa atención a los signos emocionales que sabemos que podrían llevarnos a sufrir un ataque de pánico o incluso de ansiedad, etc.
· Ataque de pánico por anticipación: la persona asegura que sufrirá un ataque al ser expuesta al estímulo que hace que se le “dispare” la ansiedad, lo cual provoca el sufrimiento de un ataque aún sin antes haber sido expuesta al estímulo.
La mente nos juega muy malas pasadas, y aunque nos cueste ser conscientes de ello, es importante intentar no anticipar situaciones que se relacionan con estímulos o lugares estresantes, no dar más importancia de la cuenta a ciertos momentos de activación interna, prestar la justa atención a los signos emocionales que sabemos que podrían llevarnos a sufrir un ataque de pánico o incluso de ansiedad, etc.
Cada uno es dueño de su vida y su destino, con lo que tenemos que ser más inteligentes y ganar la batalla a la mente, ya que sino un simple ataque de ansiedad en una situación determinada puede llevarnos a crear relaciones y vínculos entre emociones, circunstancias y situaciones que nos dificulten el día a día convirtiéndose en un círculo vicioso muy difícil de romper.
Cuando esto sucede y la persona ya está inmersa en el problema, lo más aconsejable es acudir a un profesional en psicología, antes de que el problema vaya creciendo y después sea más difícil poder salir de él.
Cuando esto sucede y la persona ya está inmersa en el problema, lo más aconsejable es acudir a un profesional en psicología, antes de que el problema vaya creciendo y después sea más difícil poder salir de él.
CENTRO NANDA
TE AYUDAMOS A AYUDARTE: 655 811 696/ 93 013 67 47
viernes, 8 de noviembre de 2013
LA MEJOR MAESTRA
El primer
día de clase, la señorita Ángela, maestra del último curso de Infantil, les
dijo a todos sus alumnos que a todos quería por igual. Pero eso no era del todo
cierto, ya que en la primera fila se encontraba, hundido en su pupitre, Juan
García, a quien la profesora Ángela conocía desde el año anterior y había
observado que era un niño que no jugaba bien con los otros niños, que sus ropas
estaban desaliñadas y que necesitaba constantemente de un buen aseado.
Con el paso del tiempo, la relación entre la profesora y Juan se volvió
desagradable, hasta el punto que ésta comenzó a sentir una preocupante
antipatía por este alumno.
Un día, la dirección de la escuela le pidió a la señorita Ángela revisar los
expedientes anteriores de cada niño de su clase para así comprobar su
evolución. Ella puso el expediente de Juan el último, dudando incluso de
leerlo. Sin embargo, cuando llegó a su archivo se llevó una gran sorpresa.
La maestra de segundo año escribía: Juan es un niño brillante con una sonrisa
espontánea y sincera. Realiza sus desempeños con esmero y tiene buenos modales;
es un deleite tenerlo cerca.
Su maestra de tercer año escribió: Juan es un excelente alumno, apreciado y
querido por sus compañeros, pero tiene problemas en casa debido a la tensa
relación de pareja que mantienen sus padres.
La maestra de cuarto año escribió: los constantes problemas en casa de Juan han
provocado la separación de sus padres; su madre se ha refugiado en la bebida, y
su padre apenas va a visitarle. Estas circunstancias están provocando un serio
deterioro en su desempeño escolar, ya que no asiste a clase con la asiduidad y
puntualidad característica, y cuando lo hace, provoca altercados con sus
compañeros o se duerme.
En ese momento, la señorita Ángela se dio cuenta del problema, y se sintió
culpable y apenada, sentimiento que creció cuando al llegar las fechas
navideñas, todos los alumnos le llevaron los regalos envueltos en papeles
brillantes y preciosos lazos, menos Juan, quién envolvió torpemente el suyo en
papel de periódico. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró dentro
de esos papeles arrugados, un brazalete de piedras al que le faltaban algunas
cuentas, y un frasco de perfume a medio terminar. La señorita intentó minimizar
las burlas que estaba sufriendo Juan, alabando la belleza del brazalete, y
echándose un poco de perfume en el cuello y las muñecas.
Juan García se quedó ese día después de clase solo para decir: señorita Ángela,
hoy oliste como cuando yo era feliz.
Después de que todos los niños se fueran, Ángela estuvo llorando durante una
larga hora. Desde ese mismo día, renunció a enseñar solo lectura, escritura y
aritmética, y comenzó a introducir la enseñanza de valores, sentimientos y
principios a los niños. A medida que pasaba el tiempo, Ángela empezó a tomar un
especial cariño a Juan, y cuanto más trabajaba con él desde el afecto y la
comprensión, más despertaba a la vida la mente de aquél chavalín desaliñado.
Cuanto más lo motivaba, más rápido aprendía, cuanto más lo quería, más
comprendía. Y así, de este modo, al final del año, Juan se había convertido en
uno de los niños más espabilados de la clase.
Un año después, la señorita Ángela encontró una nota de Juan debajo de la
puerta de su clase contándole, que ella era la mejor maestra que había tenido
en su vida.
Pasaron 7 años antes de que recibiera otra nota de Juan. Esta vez le contaba
que había terminado primaria y que había obtenido una de las calificaciones más
altas de su clase, y que todavía ella era la mejor maestra que había tenido.
Pasaron 7 años, y recibió otra carta. Esta vez explicándole que no importando
lo difícil que se habían puesto las cosas en ocasiones, y los esfuerzos que
habían tenido que realizar para sacar adelante los estudios, había permanecido
en la escuela y pronto se matricularía en la Universidad, asegurándole a la
señorita Ángela, que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en su
vida.
7 años más tarde recibió una carta más. En esta ocasión le explicaba que
después de haber recibido su título universitario, decidió ir un poco más
lejos, seguir estudiando y aprendiendo cosas nuevas. En la firma de su carta,
llamaba la atención la longitud de su nombre: Dr. Juan García Corrales. En la
posdata, aparecían las siguientes palabras: sigues siendo la mejor maestra que
he tenido en mi vida.
Al poco tiempo, y sin Ángela esperárselo, le llegó otra carta en la que Juan le
contaba que había conocido a una chica y que se iba a casar. Le explicó que su
madre había muerto hacía poco tiempo, y le preguntó si accedería a sentarse en
el lugar reservado para la madre del novio. Por supuesto, ella aceptó.
Para el día de la boda, Ángela se vistió con sus mejores galas, se puso aquél
brazalete de piedras faltantes que un día Juan le regalara, y se aseguró de
usar el mismo perfume que le recordaba a Juan los tiempos de la felicidad.
Cuando llegó el día señalado, y se vieron las escalinatas de la iglesia, el
Doctor Juan García, apenas reconocerla, se disculpó de sus acompañantes y se
dirigió diligentemente hacia donde ella le miraba con emocionada admiración.
Con una sonrisa cómplice se fundieron en un amoroso abrazo, mientras el Doctor
le susurraba al oído: Gracias señorita Ángela por creer en mí. Muchas gracias
por hacerme sentir importante y por enseñarme que yo podía marcar la
diferencia. La señorita Ángela con lágrimas en los ojos, le contestó: Juan,
estás equivocado. Tú fuiste quien me enseñó que yo podría marcar esa
diferencia. No sabía cómo enseñar hasta que te conocí.
Es importante nunca juzgar antes de conocer toda la historia que una persona tiene detrás, ya que es cuando realmente podemos valorar y ser justos en nuestras actuaciones.
La vida es un constante aprendizaje, así que escucha, observa y estate muy atent@ nunca sabes quién te enseñara la próxima lección....
Suscribirse a:
Entradas (Atom)